LUCAS 5, 1-11: “DEJÁNDOLO TODO, LO SIGUIERON”
A veces nuestro esfuerzo humano parece inútil, tal como le sucedía a Simón, Santiago y Juan, cuando pasaron toda una noche intentando pescar y sin obtener los resultados esperados; sin embargo, El Señor los mira a la distancia y luego de subir a la barca con ellos, nos enseña el valor de su bendición; pidamos pues al Señor que suba a nuestra barca y bendiga nuestro trabajo.
Señor, hoy deseo reflexionar acerca de mi trabajo material, analizo mi esfuerzo y la dedicación que pongo en mis proyectos personales y los deseos que tengo en mi corazón.
En este momento quiero presentarte mis planes y proyectos, además, quiero manifestarte las ideas que tengo para alcanzar las metas que me he trazado…
Así como Pedro, Santiago, Juan y otros pescadores se esforzaron una noche entera pescando inútilmente, yo también lo he hecho, yo también me he esforzado mucho trabajando de forma sincera y mi esfuerzo parece ser en vano, pues los resultados no son lo esperado y el fruto de mi trabajo es poco.
Pero Tú, Señor, me miras a lo lejos, me llamas, me pides prestada mi barca, subes a ella y comienzas a instruir a los demás haciendo uso de lo único que tengo…
Luego me dices que reme mar adentro y me pides que haga lo mismo que venía haciendo durante toda la noche, sin embargo, ahora las cosas si parecen funcionar, pues tu presencia en la barca hace que todos mis esfuerzos den frutos abundantes…
Maestro, quiero pedirte que bendigas mi trabajo, que te hagas presente y tomes todo lo que tengo y lo uses para instruirme a mí y a los demás, deseo entregarte mis capacidades, mis conocimientos y todas las cualidades con que Dios nuestro Señor me ha otorgado, quiero pedirte que me bendigas y bendigas todas las cosas que hago.
Como Simón, me postro a tus pies y reconozco tu Majestad, me uno a Santiago y Juan para Adorarte y deseo aprender a dejarlo todo para poder seguirte. Amen.