VICENTE PALLOTTI, UN MÍSTICO CON ESPÍRITU UNIVERSAL 2
Una de las mejores formas de entender y experimentar la persona y espiritualidad de San Vicente Pallotti es a través de sus escritos originales. Por medio de esas palabras escritas, Pallotti manifiesta su rico mundo interior lleno de toda su santidad, a través de sus aspiraciones y resoluciones místicas.
PALLOTTI DESEABA ARDIENTEMENTE DESDE EL RINCÓN MÁS PROFUNDO DE SU ALMA TENER “LA MISMA MENTE DE JESUCRISTO” (FIL 2, 5), Y DEMOSTRAR SER SU GRAN IMITADOR Y SEGUIDOR.
María, Madre de Misericordia, lo tomó como “su propio divino Hijo”; de ahí que los sentimientos de Jesús se volvieran el ritmo de vida de nuestro Fundador. “La vida de Jesucristo es mi vida… La crucifixión de Jesucristo es mía… “La obediencia de Jesucristo es mía… la fortaleza de Jesucristo es mía… los trabajos de Jesucristo son mis trabajos… las predicaciones realizadas por Jesucristo a los pobres son mías… la plenitud del poder del sacrificio de Jesucristo es mío. Jesucristo es mío; sus virtudes y sus méritos son míos, y su trabajo -y la tierra es demasiado pequeña para contener los libros necesarios para narrarlo- es todo mío!”.
“Yo vivo; pero no yo, Cristo vive en mí”. Esta fue su regla. Así como el programa de los miembros de su Fundación. “La regla fundamental de nuestra pequeña Congregación es la vida de Nuestro Señor Jesucristo para imitarlo con humildad y confianza con toda la perfección posible en todas las obras de la vida oculta, y del Ministerio público del evangelio para la mayor Gloria de Dios Padre celestial, y para la mayor santificación de nuestra alma y de la de nuestro prójimo…”.
“MODELLUM NOSTRUM CHRISTUS EST”
Los textos originales que encontrarán a continuación nos explican el itinerario espiritual de San Vicente, y los pasos concretos que él tomó para imitar a Jesucristo.
1. Memorando Práctico Diario.
“Teniendo la vida de Nuestro Señor Jesucristo como regla fundamental, antes de empezar cualquier obra, estamos obligados a considerar durante las diferentes ocasiones en el día, como Nuestro Señor Jesucristo, habría pensado, o hablado, o actuado, y debemos esforzarnos por ser los más perfectos en todo, y siempre”. Como quiera que sea, San Vicente Pallotti nos propone, sobre todo, la práctica diaria del memorando. Recuerden siempre, hermanos y hermanas, “la misericordia infinita, y el amor infinito de Nuestro Señor Jesucristo, quien para continuar su santa vida en nosotros, se dignó permanecer entre nosotros en el Santo Sacramento de la Eucaristía, y presentarse a nosotros como comida y
alimento para nuestra alma”. Podemos admirar los frutos de ese memorando en la vida de nuestro santo Fundador. Allí, encontramos el espíritu de caridad, humildad, mansedumbre, tranquilidad, paz, perfección sublime, dulzura, compasión, paciencia, sacrificio y laboriosidad; el celo y cualidades del Apóstol del Eterno Padre.
SEAN PERFECTOS COMO VUESTRO PADRE CELESTIAL ES PERFECTO.
Cerca de dos meses antes de su muerte, el 25 de Noviembre de 1849, Pallotti se hizo esta pregunta: “Vicente […], como te beneficiaste del infinito amor de Dios con el que te creó a Su propia imagen y semejanza?”. Para ser perfecto, el entendió que necesitaba asemejarse al infinito amor y misericordia del Padre; y como Jesús fue el ejemplo más perfecto, e entendió que llegar a la perfección era ser como Cristo.
En 1832, escribió en el mes de mayo para todos los fieles: “Quieren un ejemplo perfecto de la perfección del Padre Celestial? Lo tienen en Jesús. Él se convirtió en hombre para enseñar a los hombres como vivir sus vidas para ser santos y perfectos como el Padre Celestial. Por lo tanto, con la fe puesta en su divino modelo, Jesucristo: benefíciense de los tesoros de la gracia que Él ha obtenido para ustedes por medio de su vida santa, y se volverán santos y perfectos como su Padre Celestial”.
TRANSFORMACIÓN COMPLETA EN CRISTO
El 11 de Noviembre de 1827, Pallotti expresó su deseo de una transformación completa en Jesucristo por medio de estas intensas palabras: “Que toda mi vida sea destruida y que la vida de Jesús sea mi única vida […]. Que la vida de nuestro Señor Jesucristo sea mi criterio perfecto, ciencia y oración […]. Que la vida de Cristo esté en mí […] Que la vida de Cristo en mí sea ornamento de la Iglesia […] La vida de Nuestro Señor Jesucristo es mi meditación […] La caridad de Cristo es mi caridad […]. Que el amor de Cristo a su Santísima Madre sea mi amor […].
KENOSIS
La dinámica espiritual de Pallotti, en su núcleo central, es un proceso de vaciamiento de sí mismo (kenosis), como se expresó en las palabras mencionadas anteriormente: “Que toda mi vida sea destruida y que la vida de Jesús sea mi única vida”.
El vaciamiento de sí mismo se origina en el amor, es motivado por el amor y tiende a la adquisición del amor; el amor en todas las cosas siempre, para obtener eso considerado perfección. La seguridad espiritual y psicológica interior de Pallotti, enraizada en el amor y la misericordia infinitos e indefectibles del Señor, le permitió destruir su viejo yo de manera sana, para vivir plenamente como Cristo. Toda trascendencia espiritual está modelada por el misterio pascual, en el que el hombre viejo es crucificado con Cristo y el hombre nuevo sale a la luz con la resurrección.
CRISTO COMO EL NUEVO ADÁN
“En realidad es sólo en el misterio del Verbo hecho carne que el misterio del hombre se vuelve verdaderamente claro […]. Cristo el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y su amor, se revela plenamente al hombre y saca a la luz su más alta vocación”.
Jesús, “imagen del Dios invisible”, es el hombre perfecto, que ha restaurado en los hijos de Adán esa semejanza de Dios, que había sido desfigurada para siempre desde el primer pecado. Por lo tanto, en el misterio de la encarnación encontramos la base para una antropología “que puede ir más allá de sus propios límites y contradicciones, encaminada hacia Dios él mismo, hacia el objetivo de divinización a través de la inserción en Cristo el hombre redimido, admitiéndolo en la intimidad de la vida trinitaria […]; sólo porque Él, el Hijo de Dios se ha hecho verdaderamente hombre, el ser humano puede llegar a ser verdaderamente hijo de Dios en él y por medio de él”.
PARTE FINAL 1: “YA NO SOY YO QUIEN VIVE, SINO CRISTO QUIEN VIVE EN MI” (GAL 2, 20)
Transformar nuestras vidas en la vida de Cristo es la más alta perfección cristiana. Oremos por la luz para entender, la fuerza para actuar, y el coraje para seguir el ejemplo de vida de Jesús, la única regla para nuestra vida.
Obtener el mensaje místico de San Pablo no es tarea fácil; pero fue el camino de todos los santos, especialmente de nuestro amadísimo santo Fundador.
PRÓXIMAMENTE… PARTE 2: SIGUIENDO A CRISTO, UNA VIDA RADICAL
PADRE JACOB NAMPUDAKAM SAC
RECTOR GENERAL