VICENTE PALLOTTI, UN MÍSTICO CON ESPÍRITU UNIVERSAL 3
“MIENTRAS MÁS GRANDE ES EL AMOR, MÁS PROFUNDA ES LA EFICACIA DE SU LABOR APOSTÓLICA;”
y en su luz, tanto la Iglesia como la Sociedad, deben estar inmersos en su misterio, nuestros ojos fijos sólo en Él. Conocer, amar, y seguir al Apóstol del Padre, es la dinámica de la vida de San Vicente Pallotti y la inspiración fundamental de su espiritualidad. Entendemos cada vez más el interior de Pallotti y sus severas convicciones y pasiones, especialmente expresadas en sus palabras: “Dios nos ha mandado a cada uno a procurar la salvación eterna de nuestro prójimo; y en el cumplimiento de este precepto debemos imitar a Jesucristo que es el Apóstol del Eterno Padre, por lo tanto la vida de Jesucristo, que es su Apostolado, debe ser el modelo del Apostolado de cada uno; y como todos somos llamados, o más bien obligados a imitar a Jesucristo, entonces todos, de acuerdo a nuestra condición y estado somos llamados al Apostolado…”
UNIÓN DEL APOSTOLADO CATÓLICO
No hay Fundación más grande que esta, la Unión del Apostolado Católico, para que todos los bautizados cumplan con su misión bautismal. “La espiritualidad específica de la Unión,” escribe Pallotti, “es seguir a Cristo, Apóstol del Eterno Padre. En fe y caridad, aquellos que pertenecen a la Unión intentan permanecer unidos a Cristo, Crucificado y Resucitado, que está presente en medio de ellos (cf. Mt 18, 20); ellos se esfuerzan por imitar Su amor por el Padre y por todos, y desean realizar hoy en la forma más completa, Su estilo de vida y apostolado”.
APOSTOLADO: TRABAJO DE AMOR Y MISERICORDIA
La espiritualidad Palotina es apostólica, tremenda, audaz; debemos imitar y seguir el celo incansable del Apóstol del Eterno Padre, y Su misteriosa sed por la Gloria de Dios y la salvación de las almas. La vida de Nuestro Señor Jesucristo es nuestra regla; Él pasa de nuestros pensamientos a nuestros deseos, de nuestros deseos al amor, del amor hasta desgastarse, debemos seguir siempre y en todas las circunstancias las acciones de Jesucristo. “Sed mis imitadores, como lo soy de Cristo” (1 Cor. 11, 1).
Así como Pallotti lo imitó, es el llamado de la Unión imitarlos a ambos; porque precisamente así, descubriremos el misterio del celo apostólico de nuestro Fundador, el gran apóstol de Roma. Caridad y apostolado, amor y fervor, son las características distintivas de la vida y actividades de nuestros miembros.
“NO SOY YO QUIEN VIVE, SINO CRISTO QUIEN VIVE EN MI” (GAL 2, 20)
Siguiendo el Espíritu del Evangelio, ser transformados en Cristo es realizar la expresión mística de San Pablo: “No soy yo quien vive, sino Cristo quien vive en mí” (Gal 2, 20). La santidad sublime es lograr esta transformación total; un viaje de perseverancia y paciencia, los frutos de una continua contemplación del Dios Trino. Siempre, empezamos de nuevo en la misericordia; poniendo nuestro corazón y nuestra mente en las cosas de arriba, como si hubiéramos muerto, y nuestra vida estuviera ahora oculta con Cristo en Dios (cf. Col 3, 1-3).
No tenemos que buscar muy lejos los exquisitos ejemplos de tal transformación espiritual, miremos primero a María, Reina de los Santos, teniéndola como la primera de todos. La trascendencia divina en su alma se expresa en las palabras del Evangelio de San Lucas: “Y entrando, le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo’” (Lucas 1, 28).
Otro santo que alcanzó un alto grado de gloria es San Francisco de Asís, con su famosa expresión: “Jesucristo, mi Dios y mi todo”, expresando la transformación de su vida terrena en la de Cristo.
El Papa Francisco usó su discurso de Navidad en 2016 a la curia del Vaticano para exponer su visión de reforma para una Iglesia desafiada. Dijo: “Una vez más reafirmo la importancia de la conversión individual, sin la cual todo cambio estructural es inútil. La verdadera alma de la reforma son los hombres y mujeres que son parte de ella y la hacen posible. De hecho, la conversión personal soporta y refuerza la conversión comunitaria”. En otras palabras, la llamada de nuestro Fundador de “Reavivar la fe y reencender la caridad” debería ser realizada, primero que todo, en nuestra vida individual.
Cualquier intento de transformar la Sociedad o la Unión entera sólo puede suceder cuando es acompañada de los esfuerzos de cada persona para ir a través de un proceso de metanoia, kenosis, por medio de la vivencia auténtica de los valores del Evangelio. Oremos por tal gracia de conversión personal.
PADRE JACOB NAMPUDAKAM SAC
RECTOR GENERAL