REFLEXIÓN Y ORACIÓN JUNIO 2020
Laudato Sí – Casa Común
Las comunidades que no generan vocaciones son expresiones tristes de infertilidad. La encíclica del Papa Francisco nos pregunta acerca de lo que nos aleja del Evangelio y nos impide ser testigos del amor infinito de Dios. Sin el testimonio de relaciones saludables, nuestros hogares inevitablemente quedarán vacíos.
Veamos algunos puntos de contacto entre la espiritualidad palotina y “Laudato Sí”. Para Pallotti, la dimensión espiritual se centra en la relación entre el hombre y Dios: el hombre es limitado, pecador y frágil ante la grandeza de Dios, que es misericordioso e infinito. Por lo tanto, la persona humana parece ser insignificante, nada, y esto lo deja casi en un conflicto existencial. Esto se debe a que somos como piedras en bruto que deben ser restauradas, pulidas, para que lo mejor de nosotros pueda aparecer a la
luz misericordiosa de su amor.
Por lo tanto, esta purificación tendrá lugar solo mientras exista la convivencia fraterna y las correcciones necesarias, de modo que, estimulada, cada persona alcance su crecimiento personal. Por lo tanto, el desapego y la apertura sin prejuicios son esenciales, creando un ambiente respetuoso en las comunidades, que induce a cada uno a interesarse por el otro, de modo que, de esta manera, haya una convivencia respetuosa que tenga en cuenta el entorno natural y cultural. y espiritual y psicológico.
El papa Francisco, en “Laudato Sí”, sugiere una ecología integral, es decir, además de cuidar la naturaleza, también debemos cuidarnos unos a otros, sin excluir a nadie. La preocupación por lo natural también pasa por lo social. Pallotti, durante su vida, ha trabajado para definir los contornos de la relación entre el hombre y Dios, sin embargo, esta relación implica la inclusión del otro y el entorno en el que vivimos.
Pallotti, debido a su fragilidad física, no podía ser franciscano, pero vivió intensamente el espíritu de San Francisco de Asís. También experimentó profundamente su total rendición a Dios, bendiciendo al mundo creado, en su relación como un hombre finito y limitado con el Creador infinitamente
misericordioso. En todo, Pallotti reveló a Dios como el que lo ama indefinidamente, a pesar de su pequeñez, miseria y pecado. Vivió profundamente su total rendición a Dios, al igual que Francisco de Asís en su admiración, alabanza y gloria a Dios por todo lo que existe en la naturaleza.
La relación entre la espiritualidad palotina y “Laudato Sí” se puede ver en el énfasis dado por Pallotti en relación con su limitación y fragilidad, pero siempre asumido por el amor infinito de Dios por los seres humanos y toda la naturaleza.
El cuidado que debemos tener con el mundo creado por Dios nos obliga a actuar con responsabilidad, amor y respeto. Y así, protegeremos la creación, un regalo de Dios para nosotros que, en su infinito amor, nunca se cansa de instarnos e invitarnos a ser solidarios, desinteresados y generosos con nuestra casa común.
Sr. Terezinha Barbosa, CSAC
São João do Paraíso/Mascote – Brasile