Para entender mejor lo que fue el carisma de San Vicente Pallotti, se hace necesario primero entender lo que es el carisma, sus diferentes acepciones y entender porque la importancia del carisma en la Iglesia. Es por esto por lo que trataremos de darles una aproximación al respecto:

 Carisma. La palabra carisma significa don, dádiva, gracia o incluso belleza. En su sentido más fundamental, es lo que enriquece o llena de dotes a una persona, de forma que la persona se torne más agradable o bella.

Esta palabra es usada tanto en el lenguaje popular, como en el lenguaje teológico; siendo así, que en el lenguaje popular se usa para significar un don natural de la persona, un talento o cualidad, sin querer con esto excluir a aquellos que puedan perfeccionar diferentes talentos, ya que se entiende en el lenguaje popular que un carisma puede ser natural o adquirido.

En un sentido teológico, podemos encontrar una descripción de los carismas en 1 Corintios 12, 4-7, donde San Pablo dice que el Espíritu Santo distribuye dones para provecho común, es decir, los dones o carismas están al servicio de la comunidad cristiana.

 

Podríamos entonces decir que el carisma, en su sentido cristiano, es un don y a la vez una tarea, ya que no es un regalo que se reciba sólo para sí mismo, sino que debe ser usado para el bien de toda la Iglesia. Se encuentra en función de una misión que se debe cumplir y que es común, o es para el bien de la comunidad en general.

Ahora bien, teniendo claro el concepto de la palabra carisma, nos adentramos en lo que fue el carisma de San Vicente Pallotti:

Toda vida consagrada tiene un lugar especial y una significación que la distingue dentro de la Iglesia, el Concilio Vaticano II realizó diferentes aclaraciones al respecto, llegando a pedir a las comunidades religiosas del mundo volver a las fuentes originales de su ser y de su misión para así adaptarlas a las nuevas situaciones que se presentan, resaltando la importancia de reconocer y descubrir siempre el carisma del fundador (Concilio Ecuménico Vaticano II. Perfectae caritatis. N. 2).

Dentro de toda comunidad religiosa, lo más importante es el carisma del fundador, ya que este es un don muy especial que el Espíritu Santo concede a esta persona en particular, esto se da para dar respuesta a una especial necesidad de la Iglesia a través de la obra que fundará; el fundador recibe no sólo esta “idea” de fundar, sino también la capacidad para hacerlo de acuerdo con el Evangelio.

 

Podemos encontrar una descripción más amplia en las palabras de la convención de seguidores de San Vicente Pallotti:

En cada época, Dios dota a hombres y mujeres con carismas del Espíritu Santo, para la continuación de la misión salvífica de Cristo, para bien de los hombres y la edificación de la Iglesia. San Vicente Pallotti al número de aquellos que, en la primera mitad del siglo XIX, Dios enriqueció con sus dones e inspiraciones, a fin de que fuesen de auxilio a la Iglesia en el cumplimiento de su misión. Delante del agravamiento de los problemas de fe, enfrentados por la Iglesia en aquel tiempo, y mediante de la multiplicación de tareas en la difusión del Evangelio en tierras de misión, él percibió la urgencia de reavivar la fe, de reencender la caridad entre todos los católicos y llevar a todos los hombres la unidad de la fe en Cristo. Para tal fin, juzgó indispensable garantizar la colaboración de todos los miembros de la Iglesia, ya sea del clero, ya sea del laicado, y unir los esfuerzos de todos para promover más eficazmente su misión apostólica. (Sociedad del Apostolado Católico. Ley de la Sociedad del Apostolado Católico. Carranza, España. Preámbulo, a-b).

 

Vicente Pallotti fue una persona llena de dones e inspiraciones que estuvieron siempre al servicio de las necesidades del momento en la Iglesia y al cumplimiento de la misión que Dios le encomendó. Su carisma consistió principalmente en identificar lo urgente y necesario de reavivar la fe y reencender la caridad entre todos los católicos, no solamente los sacerdotes, religiosos o religiosas, sino en todos los bautizados.

Percibía como era necesario que todos los miembros de la Iglesia colaboraran para llegar a la unidad de la fe en Cristo; fue por esto por lo que San Vicente Pallotti no fundó una orden, congregación o sociedad como hicieron muchos santos, sino que quiso fundar una asociación de fieles para promover el apostolado católico dentro de la Iglesia.

Fue entonces como fundó la Unión del Apostolado Católico, con el fin de que sacerdotes, religiosos y laicos trabajaran en conjunto en función del apostolado universal para la evangelización de todos los pueblos y en función de contribuir en la salvación del mundo que inició con Nuestro Señor Jesucristo.

Pallotti sintió la necesidad de evangelizar al mundo entero, sintió las ansias apostólicas de Cristo que quiere ser luz para los hombres; él buscaba principalmente reunir a todos en el gran rebaño de Jesucristo. Entendió como esta tarea no podía ser llevada a cabo por unos pocos, sino que se necesitaba de la ayuda de todos, ya que la misión de evangelizar es de toda la Iglesia, es decir, de cada uno de sus miembros.

Todos, grandes y pequeños, nobles y plebeyos, soberanos y súbditos, doctos e ignorantes, ricos y pobres, sacerdotes y laicos, seculares y religiosos, viviendo en sociedad o en soledad, pueden, en su posición, esto es, en el estado en el que los colocó Dios, ejercer de alguna forma, siempre con merito, el apostolado de Jesucristo. (BAYER, Bruno (Ed.); ZWEIFEL, Josef (Ed.). Vicente Pallotti: Escritos Seleccionados. Traducción de Ángel F. de Aránguiz. SAC.: Monte Casino, 1988. p. 69 y 79).

El carisma de San Vicente Pallotti podría decirse que fue el amor por el prójimo, por esto siempre percibió como la obra más importante el ayudar a que Nuestro Señor Jesucristo sea el salvador, ya que de esta forma contribuimos a la salvación eterna. Vivió completa y plenamente el mandamiento del amor, en el cual todos debemos interesarnos por la salvación de las almas, contribuyendo desde nuestro estado de vida y en la medida de nuestras propias fuerzas.

San Vicente Pallotti vivió una época en que la iglesia estaba muy herida, golpeada, necesitada de renovación, pero a la vez con una gran escasez de personas que se dedicaran a la labor evangelizados.

También existía entre aquellos que evangelizaban muy poco espíritu cristiano, por lo que entendió entonces Pallotti que el apostolado de todos aquellos que creen en Cristo debe ser entonces evangelizar.

Porque el precepto de la caridad manda a todo, glorificar y amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismos, estamos obligados a buscar de toda forma posible la salvación eterna de nuestro prójimo y la nuestra propia. Esto se vuelve más claro cuando el Espíritu Santo nos dice: ‘A cada cual confió Dios a su prójimo’. A cada cual mandó Dios promover la salvación eterna del prójimo. Y porque, al ejecutar tales mandamientos, debemos imitar a Jesucristo, -su vida y su apostolado- debe ser el modelo de apostolado de cada uno. Y porque todos son llamados –hasta obligados- a imitar a Jesucristo, así todos, en la propia condición y estado, son llamados al apostolado. (BAYER, Bruno (Ed.); ZWEIFEL, Josef (Ed.). Vicente Pallotti: Escritos Seleccionados. Traducción de Ángel F. de Aránguiz. SAC.: Monte Casino, 1988. p. 26 y 27).

Basado en esta imitación de Cristo, Pallotti sintió que debía procurar en la medida de sus fuerzas, reavivar la fe de los primeros fieles en Italia y en el mundo entero. Así como actualmente se habla de la nueva evangelización, Pallotti hablaba de la necesidad de reavivar la fe y reencender la caridad.

Fue así como el 9 de enero de 1835 tuvo plena conciencia de lo que Dios quería a través de él:

– Promover, instituir, propagar, perfeccionar, perpetuar, por lo menos a nivel de aspiración muy viva, una institución de apostolado universal entre todos los católicos, para propagar la fe y la religión de Jesucristo entre todos los infieles y no católicos

– Otro apostolado oculto para reavivar, conservar y aumentar la fe entre los católicos

– Una institución de caridad universal, para el ejercicio de todas las obras de misericordia espiritual y corporal, a fin de que de manera posible, vos seáis conocido en el hombre ya que vos sois caridad infinita. (BAYER, Bruno (Ed.); ZWEIFEL, Josef (Ed.). Vicente Pallotti: Escritos Seleccionados. Traducción de Ángel F. de Aránguiz. SAC.: Monte Casino, 1988. p. 29).

Teniendo esto claro, Pallotti pone su fundación por entero al servicio del apostolado católico fundado por Nuestro Señor Jesucristo, despertando en todos los fieles esa conciencia de su llamado a cooperar en la salvación del mundo y la evangelización de todos los fieles. Su carisma se basa en el entendimiento de que la unión de fuerzas es lo que hace que se consigan resultados duraderos.

En resumen, su carisma se basa en despertar, promover y acompañar en apostolado católico en la Iglesia, ese apostolado que compete a todos los fieles y miembros de la Iglesia, y para esto fundó la Unión del Apostolado Católico, una comunidad eclesial apostólica al servicio del apostolado universal.

 

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