Orientaciones Generales por la Formación en la Unión del Apostolado Católico
Documento Aprobado por el Consejo de Coordinación General el 1 de febrero, 2004.
I. Premisa
La Unión del Apostolado Católico, don del Espíritu Santo, es una comunión de fieles que viven según el carisma de San Vicente Pallotti, para servir a la Iglesia y al mundo. (EG, 1).
El llamado a la Unión del Apostolado Católico es un don gratuito de Dios Padre. En su Amor infinito y misericordioso, El llama a cada persona a seguir a su hijo, Jesucristo-apóstol para continuar, en el mundo, su misión salvadora. Como el Padre ha mandado a su Hijo al mundo, también los miembros de la Unión impulsados por el amor redentor de Cristo, son enviados a:
–Reencender y difundir la fe evangelizando la gente y la sociedad en que viven;
–Reavivar la caridad;
–Vivir una profunda Unión con Jesús-apóstol del eterno Padre en el desarrollo de las obras del apostolado, junto con los demás católicos, cristianos y personas de buena voluntad;
–Despertar en todo el pueblo de Dios la conciencia de la llamada al apostolado (EG, 12).
Todos los miembros de la Unión del Apostolado Católico, fieles laicos, religiosos/as, sacerdotes y todos los que se sienten atraídos por el carisma de San Vicente Pallotti necesitan una profunda y sólida formación para vivir plenamente la vocación palotina. Para hacer unitaria la formación de los miembros de la UAC que viven en tantos contextos, se cree oportuno dar algunas líneas de guía de la formación palotina. Estas líneas fueran preparadas para ser entregadas a los miembros de los Consejos de Coordinación Nacionales para servir como orientaciones generales para la elaboración de los programas formativas.
II. Orientaciones Generales
1. El objetivo de la formación en la Unión.
El objetivo de la formación en la Unión es formar apóstoles para la Iglesia que, a imitación de Jesús, Apóstol del Eterno Padre, están llamado a continuar su misión salvadora. Más específicamente, la formación palotina quiere llevar la persona a madurar la imagen de Dios en sí y a desarrollar una fe profunda por la contemplación de Jesús Apóstol y la gradual transformación en Él. Tal formación quiere llevar a hacer encarnar el don de la caridad como lo describe San Pablo en la primera carta a los Corintios (Cf. 1Cor. 13, 4-7) y puesto por San Vicente como “elemento sustancial” de su fundación[1], en una vida de comunión y de colaboración. La formación quiere suscitar en cada persona el espíritu palotino, un espíritu apostólico abierto a todo, animado por una caridad concreta, experimentada en la vida cotidiana.
2. La Pedagogía de la Formación en la Palotina.
- El corazón de la formación palotina es comunicar una experiencia de vida, llevar a la práctica los valores evangélicos, viviendo todos los aspectos de la existencia humana iluminados por la catequesis guiada, la reflexión, etc…
- El camino principal de la formación es el compartir la vida experimentada en su dimensión humana, espiritual y apostólica.
- El modelo es Jesucristo y el método educativo es aquel usado por El mismo con los apóstoles: los reunió alrededor de si, compartió con ellos el camino, los instruyó, los iluminó, y los mandó en misión.
La formación palotina conduce a la vida en plenitud en respuesta a las palabras de Jesús en el Evangelio de San Lucas: “Haz esto y vivirás!”[2]
- El camino de la formación es personal, gradual e integral; durante el recorrido surgirán las dificultades, las dudas, los miedos, las perplejidades, … y cada uno descubre en la dimensión del Crucifijo, que, en la contemplación del misterio de su muerte y resurrección, se convierte en el centro de la vida de la persona. El misterio pascual se convierte entonces en el sostén de quien forma y de quien es formado.
- El escuchar y meditar la Palabra de Dios, en clima de alabanza y oración, y la celebración de la Eucaristía son los principales medios de la formación palotina. Para la persona ellos constituyen el nutrimento fundamental de su fe y la caridad apostólica.
- La experiencia de comunión es el punto llave de la formación: juntos se forman, juntos se crece, juntos se realiza la conversión hacia la santidad y juntos se colabora irradiando:
–La Palabra de Dios vivida en comunidad;
–La santidad.
3. Aspectos de la Formación Palotina.

- La formación humana (apostolado en la comunión de la Iglesia).
El hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, es llamado a vivir los valores que lo hacen cada vez más parecido a su Creador.
En el proceso formativo los miembros de la UAC son acompañados en este camino hacia el conocimiento de si, de la auto-aceptación, y de la transformación en Jesús, que ha vivido su naturaleza humana en plenitud.
La formación humana quiere ayudar a la persona a:
–Conocer e integrar la misma historia personal y familiar;
–Descubrir los mismos talentos, las mismas aptitudes y capacidad y potencialidad;
–Ser consciente de las mismas debilidades, de los mismos límites y de las mismas fragilidades humanas;
–Crecimiento en la madurez afectiva;
–Desarrollar las capacidades de trabajar junto con los otros;
–Aceptar las diferentes fases y períodos de la vida.
- La formación espiritual (apostolado en la evangelización, crecimiento y caridad).
La formación espiritual palotina quiere, sobre todo, conducir a las personas a una profunda experiencia de Dios, Amor Infinito y Misericordia Infinita. Ella se propone de hacer crecer la persona en aquellas actitudes espirituales vividas por San Vicente Pallotti, que son: la confianza en Dios, el espíritu de gratitud, de sacrificio, de alegría, de humildad, de sencillez, de sobriedad, de moderación y medida, de paciencia y de misericordia, junto a la conciencia del amor de Dios que nos ha donado gratuitamente.
En el proceso formativo, los miembros son conducidos a:
–Una profunda experiencia de Dios;
–Elegir a Dios como el Todo de la vida;
–Imitar a Jesús Apóstol, orientado siempre a realizar la amorosa voluntad del Padre;
–Vivir “la memoria práctica cotidiana”[3] como la vivió San Vicente;
–Hacerse dóciles y disponibles a la acción del Espíritu Santo;
–Desdoblar la “sublime perfección”[4] de la vida y la caridad cristiana;
–Encarnar las virtudes características palotinas (ya mencionadas) como distintivos espirituales;
–Imitar a María, Reina de los Apóstoles, modelo de fe y celo apostólico;
–Conocer y amar a la Iglesia.
- La Formación Apostólica (Universalidad en el apostolado de la Iglesia).
Según el carisma palotino la llamada y la vocación a participar y a continuar la misión salvadora de Jesús, Apóstol del Eterno Padre, exige la formación al apostolado. Esta formación ayuda a las personas a:
–Buscar Dios en todo y estar atentos a Su voluntad;
–Aprender a discernir los signos de los tiempos;
–Vivir la conciencia de haber recibido un mandato para colaborar a la salvación de la humanidad;
–Cumplir las obras apostólicas en colaboración con los otros miembros de la Unión, con las estructuras y las organizaciones eclesiales y con las personas de buena voluntad;
–Crecer en el respeto por diversidad de las vocaciones; en el amor por todos los carismas en la Iglesia; en la apertura a los otros y en el dialogo;
–Madurar la sensibilidad y la conciencia del apostolado universal, junto a un espíritu de disponibilidad o prontitud;
–Servir a los otros y especialmente a los pobres en el cuerpo y en el espíritu con caridad y compasión;
–Estar abiertos al diálogo ecuménico e interreligioso.
La persona que recorre este camino adquiere cada vez más madurez humana, espiritual y apostólica.
NAZARET – Apostolado de niños.
BETANIA – Apostolado de jóvenes.
CANÁ – Apostolado de novios y matrimonios.
JERUSALÉN – Apostolado de clérigos y religiosos.
4. Medios de la Formación Palotina.
En la formación palotina se da una gran importancia a la vida de oración sea personal o comunitaria arraigada en la meditación de la Palabra de Dios. Se anima a leer y meditar en particular el Evangelio que propone día tras día la liturgia para unir siempre más la vida a la voluntad del Padre y a llevar Jesús al mundo. El evangelio de San Juan nos ayuda a comprender la naturaleza de la misión y el ser enviado[5]. Lo obtenido de la meditación sobre la Palabra de Dios y la experiencia de vida tendrá que ser compartidos con los demás. En la oración personal o comunitaria se ruega utilizar el texto de las Oraciones Comunitarias palotinas. En la vida litúrgica y sacramental se da un lugar central a la celebración de la Eucaristía y al sacramento de la reconciliación. Estos dos sacramentos aumentan la unión profunda con Dios y con los hermanos.
Además, los ejercicios espirituales, los retiros, y la práctica de la dirección espiritual son otros medios muy útiles por el crecimiento humano, espiritual y apostólico de los miembros.

Las varias actividades de la UAC como los días de espiritualidad, los encuentros de formación, los seminarios, los encuentros comunitarios y las actividades comunes son los momentos significativos donde las personas viven la esencia del carisma palotino experimentando el don de la comunión y la colaboración. Es también útil para la formación de los miembros la participación en las diferentes obras apostólicas que llevan impreso el espíritu palotino.
Como San Vicente nos recuerda, ser apóstoles de la unidad es estar dispuesto al espíritu de sacrificio en la vida cotidiana.
5. Algunas Temáticas de Base para la Formación Palotina.
- Durante la formación serán estudiados los siguientes elementos:
–Estudios bíblicos;
–Estudios teológicos: especialmente la eclesiología de comunión y los ministerios en la Iglesia y el apostolado de los laicos;
–El Magisterio de la Iglesia; escritos del Santo Padre;
–Obras Completas de San Vicente Pallotti;
–Reflexiones sobre temas socio-psicológicos y las problemáticas del mundo de hoy.
- Un lugar importante será dado:
–A los estudios sobre el Fundador;
–A la espiritualidad palotina;
–Al Estatuto Genera de la UAC;
–Al Manual de Formación aprobado por el CCG (Llamados por el nombre)
–A la vida de la UAC, a través de las diferentes publicaciones.
- Lugares de la Formación.
Los lugares de la formación son:
–Comunidad a la que el miembro pertenece;
–Centros de Coordinación Local;
–Centros de Espiritualidad palotina.
6. Responsabilidad acerca de la Formación.
- El Consejo de Coordinación General:
–Fija los principios fundamentales de la formación por toda la Unión (EG, 34§1);
–Establece las líneas, conduce y define sus objetivos (EG, 34§1);
–Aprueba el plan general de formación y precisa los contenidos preparados por los Consejos de Coordinación Nacionales.
- El Consejo de Coordinación Nacional:
–Es responsable de la formación de los miembros individuales (EG, 35§3);
–Predispone las líneas metodológicas y los programas (EG, 34§2) de formación, estableciendo los tiempos y las modalidades necesarias por la formación inicial y permanente de los miembros;
–Promueve la formación inicial y permanente (EG, 49b).
- El Consejo de Coordinación Local:
La tarea del Consejo de Coordinación Local es organizar y actuar la formación inicial y permanente de los miembros individuales y sustentar, donde hace falta, las comunidades en sus programas por la formación permanente (EG, 44c). Tal tarea tendrá que seguir las líneas directivas y los planes generales sobre la formación aprobada por el CCG y CCN.
El Consejo de Coordinación Local:
–Organiza encuentros, seminarios para facilitar el crecimiento personal y comunitario a través de la oración y la reflexión;
–Crea oportunidades concretas para crecer juntos en el apostolado palotino.
- La Responsabilidad de la Persona
Las tareas y las obligaciones de los Consejos no reemplazan la responsabilidad de cada miembro por la propia formación.
Cada miembro es responsable de su formación personal para vivir plenamente la misma vocación en la Unión desde donde servir a la Iglesia y a toda la humanidad en el espíritu de San Vicente Pallotti (EG, 35§1).
[1] Cfr. OOCC III, 137-138.
[2] “Un doctor de la ley se levantó para ponerlo a prueba: “Maestro que debo hacer para recibir la vida eterna? Jesús le respondió: Que está escrito en la Ley? El le respondió: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente y al prójimo como a ti mismo. Y Jesús le dijo: has respondido bien, haz esto y vivirás.” (Lc 10, 25-28).
[3] San Vicente recomendaba esta práctica a su comunidad como el camino para imitar a Cristo en la manera más perfecta: es disponerse a recibir la Gracia de Dios y podemos llamarlo como “examen de conciencia” aunque si el objetivo sea diferente. San Vicente escribió: “Para imitar a Jesús sobretodo tenemos necesidad de tener su espíritu, o sea, que todas las manifestaciones internas de nuestra alma sean semejantes a las de Jesús para imitarlo sinceramente en las obras externas que deben ser la expresión de las obras internas” (OOCC III, 38). El especificaba esto diciendo que los miembros de la comunidad debían “hacer memoria” (memorando) cotidiana de esta obligación de imitar a Jesucristo; esta “memoria o recuerdo” debe ser “práctica” porque es obligación imitar a Jesús en el pensar, en el hablar, en el obrar y en el regular los afectos de nuestro corazón, debe ser una memoria cotidiana porque la obligación de imitar a Jesucristo no es por un día o un mes o un año, sino para toda la vida hasta la muerte. Por lo tanto esta memoria se entiende como práctica espiritual de la vida cotidiana (cfr. OOCC III, 34-39).
[4] Esta expresión es muy común en los escritos de Pallotti y la encontramos 21 veces en las Obras Completas. Con esta expresión él muestra un profundo deseo de seguir el camino de perfección en la misma medida “sublime” o heroica practicada por Jesús.
[5] Este es un tema recurrente en el Evangelio de San Juan: “Yo digo lo que he visto junto al Padre” (Jn. 8,38); “La palabra que ustedes escuchan no es mía sino del Padre que me ha enviado” (Jn. 14,24); “Como tu me has enviado al mundo, también yo los he enviado al mundo” (Jn. 17,18).