Pe. João Baptista Quaini, SAC
Introducción
Objetivo: Presentar lo que fue María en la vida y en la obra de Vicente Pallotti. Vicente Pallotti fue un gran devoto de María: él conoció y amó a María con un amor filial, tierno y apasionado. Él habló mucho de María en sus conversaciones con los niños, con los jóvenes, con los adultos, con los ancianos y enfermos. Habló mucho de María en sus predicaciones. En todas ellas dejaba un espacio para María. Habló mucho de María en sus escritos: de sus funciones de Madre, de Maestra y de Abogada. Vicente Pallotti dedicó a María sus obras literarias y particularmente su fundación, la Unión del Apostolado Católico. Él deseaba que todos sus seguidores amasen tiernamente a María, la imitasen y siguieran sus enseñanzas maternas. Veamos, pues, como Vicente Pallotti conoció y amó a María, como habló y escribió de Ella y como le confió su fundación.
Importancia del tema: es muy importante conocer quien fue María para Vicente Pallotti y para su fundación, pues Ella pertenece a la identidad de Vicente Pallotti y también de su fundación. Vicente Pallotti fue un gran devoto y seguidor de María, razón por la cual sus seguidores deberán ser marianos. En la historia, los seguidores de Vicente Pallotti se tornaron conocidos como devotos de María. Decir palotino era decir mariano.
¿Cómo vamos a proceder? Veamos, primeramente de quién Vicente Pallotti aprendió a conocer y amar a María. Seguidamente, veamos cómo Vicente Pallotti amó a María y cómo la ve en su fundación.
1. ¿DE QUIÉN APRENDIÓ VICENTE PALLOTTI A CONOCER Y AMAR A MARÍA?
Vicente Pallotti no nació conociendo y amando a María, él lo aprendió de los otros; de los padres, de la escuela, del ambiente mariano de Roma, de sus lecturas, estudios y meditaciones.
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De su familia.
La familia de Vicente Pallotti era profundamente cristiana y mariana. Él mismo dice que Dios le ha dado “padres santos”. Sus padres eran efectivamente grandes devotos de María. Todos los días rezaban el Rosario, todos los días visitaban también una Iglesia junto con sus hijos. Juntos en un momento de adoración al Santísimo Sacramento, rezaban también delante de un altar de María. En la casa paterna, había muchas imágenes de Cristo, de María, y a través de esas imágenes, Vicente fue conociendo y amándola.
Cuando los padres invitaban a los hijos a rezar, delante de una imagen de María, el primero en responder, era Vicente. La madre, María Magdalena de Rossi, acostumbraba a consagrar a María a sus hijos, aún antes que nacieran; y los confiaba a su especial protección, suplicándole que los conservase en la inocencia. Era una gran devota de María y veneraba especialmente su Inmaculada Concepción y sus dolores. También el padre era un gran devoto de María. Dueño de un pequeño negocio, mientras esperaba a los clientes rezaba el rosario. La familia celebraba con especial cuidado las fiestas marianas con oraciones especiales, lecturas y hasta ayunos. Participaba de las celebraciones litúrgicas marianas, sobre todo durante el mes de mayo. Dicen los biógrafos que Vicente Pallotti, a los tres años, habría hecho a María la siguiente súplica: “Madre, haz que yo sea bueno” [1].

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Del ambiente mariano de Roma.
También la propia ciudad de Roma tenía un clima mariano. En todas sus calles, había iglesias dedicadas a María y, en todas ellas había altares dedicados a Ella, siempre bien adornados e iluminados. También en las propias calles, existían pequeños altares y cuadros de María, siempre adornados con flores y con lámparas. Aún hoy se ven personas pararse delante de esos altares y cuadros marianos para rezar y encomendarse a la especial protección de María. Las muchas iglesias y altares, las muchas imágenes de María en las casas, en las calles y plazas, fueron para Vicente Pallotti una importante catequesis mariana; siendo también sensible a las devociones marianas del pueblo romano.
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De la escuela.
La escuela es prolongación natural de la familia y lo que Vicente Pallotti recibió de la familia fue ampliado y enriquecido por la escuela. Vicente Pallotti hizo los estudios primarios en la Escuela San Pantaleón, dirigida por los Padres de las Escuelas Pías, fundadas por San José de Calasanz. Los padres de la Escuela San Pantaleón eran muy marianos e infundían en sus alumnos una tierna devoción a María. En esa escuela Vicente Pallotti forma parte de la Congregación Mariana. Los congregados marianos se reunían todos los domingos y días festivos para rezar el pequeño oficio de María, oír alguna charla sobre Ella y participar en la celebración de la Eucaristía[2].
Mayor aún fue el influjo mariano que Vicente Pallotti recibió en el Colegio Romano en el cual hizo los estudios secundarios e inició el curso de filosofía: el Colegio Romano era la antigua Universidad Gregoriana que, en la época de Vicente Pallotti, no estaba más en las manos de los Jesuitas, sino de los padres diocesanos, pues la orden de los Jesuitas había sido suprimida. En el Colegio Romano estaba la sede primaria de la Congregación Mariana, en atención a los grandes devotos de María: Luis Gonzaga, Juan Berchmans, Estanislao Hostka, que fueron alumnos del Colegio Romano. Los cuerpos de Luis Gonzaga y Juan Berchmans, están en la Iglesia de San Ignacio, que era la iglesia del Colegio Romano. Vicente Pallotti, valorizaba mucho las reuniones de la Congregación Mariana, en el Colegio Romano y frecuentaba también los encuentros de los jóvenes congregados marianos en la iglesia de Nuestra Señora de las Lágrimas. A ese grupo mariano Vicente estuvo muy ligado como seminarista y también como joven sacerdote. Leía con mucho provecho todo lo que se refería a María.
2. CÓMO VICENTE PALLOTTI VEÍA A MARÍA
De un modo general, podemos decir que Vicente Pallotti veía a María como un hijo ve a su madre, sobre todo cuando se siente particularmente amado por ella. Veía a María primero y fundamentalmente como madre, maestra y abogada o intercesora [3], pues la madre es siempre también, maestra y abogada.
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María como madre.
Desde su juventud hasta su muerte, María fue para él, madre. Madre fue el título más lindo e importante que él atribuyó a María. Ser hijo de María era también para él la mayor alegría. En María después de Cristo, Vicente Pallotti veía el mayor don del Padre Celestial. En ocasión de su dolencia, en Ósimo, en el verano de 1840, al comentar las palabras de Cristo “he ahí tu madre”, escribió:
Ayúdeme (el confesor o quien en su lugar estuviese asistiendo) a meditar que yo fui infinitamente ingrato para con el amor infinito de Nuestro Señor Jesucristo que se dignó darme por Madre a su propia Santísima Madre… Ayúdeme a meditar que yo no aproveché, sino por el contrario abusé infinitamente del preciosísimo don que me hizo Jesucristo al darme a María Santísima por Madre [4].
En ese texto, Vicente Pallotti reconoce que María es la expresión del amor infinito de Jesucristo para con él. Un año antes de su muerte, decía que, después de Jesucristo, María es la mayor expresión del amor y de la misericordia infinita de Dios para con él:
Todas las veces que, a la luz de la santa fe, recuerdo que Dios, amor infinito y misericordia infinita de mi alma, se dignó darme por hermano primogénito a Nuestro Señor Jesucristo, debo también tener presente, que ese procedimiento inefable de su amor infinito y de la misma suya infinita misericordia comprende al mismo tiempo, un mar inmenso de otros dones, favores y gracias, que yo no llegaré nunca a entender. De modo muy especial, me dice la santa fe que siendo Nuestro Señor Jesucristo hermano mío primogénito, María Santísima verdadera Madre de Jesucristo, es mi Madre. ¡Oh, bienaventurado, feliz de mi, entonces! ¡La Hija del Eterno Padre, la Madre del Eterno Verbo Encarnado, la Esposa Purísima del Espíritu Santo es mi Madre! Es Madre que, en la santidad y, por eso, en el poder, en la sabiduría, en la caridad y en la gloria, está encima de todos los ángeles y de todos los santos [5].
Agradecido para con Dios, Vicente Pallotti procuró conocer, amar y valorizar para sí y para los otros, este eximio don de Dios que es María.

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¿Cómo Vicente Pallotti veía a María como Madre?.
Él cargaba de adjetivos el sustantivo madre. Uno de los adjetivos más queridos que le atribuía a María era Inmaculada. Vicente Pallotti vio y sintió a María como Inmaculada, ya en su casa paterna y en su formación. Ya como estudiante, en 1816, él hizo el voto privado de “creer en la Inmaculada Concepción de la Virgen María [6].” Expresaba también el ardiente deseo de defender la Inmaculada Concepción de la Beatísima Virgen y deseaba que todas las criaturas la confesasen y la defendieran:
¡Ah si fuese posible sufrir infinitamente con Jesús crucificado y la purísima Virgen Dolorosa! ¡Si fuese posible defender infinitamente la Inmaculada Concepción de la Virgen! ¡Si fuese posible!.
Quisiera que todas las criaturas respetasen, venerasen y adorasen profundamente los nombres santísimos de Jesús y María; y si la Iglesia no determina nada en contrario, me gustaría que todas las criaturas hiciesen con perfección infinita un solemnísimo voto de confesar y defender la Inmaculada Concepción de la Virgen María [7].
Quería dedicar todas sus posibles obras literarias a la Inmaculada Concepción:
Si yo escribiera algún libro, lo dedicaría a la Inmaculada concepción de María Santísima, mi Madre estimadísima; quiero que yo y todas las criaturas, cada una de ellas infinitamente multiplicadas, dediquemos todas nuestras acciones, escritos, aún el más insignificante, a la Inmaculada Concepción de María Santísima, amorosa Madre y Abogada, sin dejar al mismo tiempo de dedicar todo a su divina maternidad, virginidad incomparable, sufrimientos y dedicar todo aún a los nombres de Dios Uno y Trino, de Jesús, de los ángeles, de los santos [8].
Otro adjetivo mariano que aparece en los escritos de Vicente Pallotti es éste: “mi más que enamoradísima Madre”. Con esa expresión él quería decir que María es sumamente digna de ser amada, esto es, Madre Amabilísima y también y sobretodo Madre Amantísima, esto es, capaz de amar con un amor singularmente grande, tierno y sin medidas. Su experiencia mariana fundamental es la de sentirse querido y amado sin medida por María. La veía también como “Madre afectuosísima”, tiernísima: lo que yo hago y pretendo hacer para la gloria de Dios y de Jesús, en la debida proporción lo quiero también hacer para venerar a María Santísima, nuestra Señora y Madre Afectuosísima, y para venerar a los ángeles y santos [9].
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María como Maestra
Vicente Pallotti, fue un gran admirador de su propia madre natural. Él admiraba sus habilidades y decía haber aprendido de ella muchas cosas. Así, en su madre, además de la experiencia de hijo, tuvo también la experiencia de discípulo. Normalmente la madre es también maestra para el hijo. Uno de los calificativos más importantes que él daba a María, era el de Maestra. Ya como estudiante la recordaba como tal:
Si deseo hacer grandes cosas para la gloria de Dios no es porque pretenda colocarme delante de mi maestro Jesús y de mi maestra María, pues a causa de mi miseria e impiedad yo soy indignísimo de realizar la menor de las acciones santas [10].
Como sacerdote, en 1826, reconocía a María como maestra de la vida espiritual: “María es la Maestra de la vida espiritual; soy indigno de tenerla como tal; agradezco a Dios que me la dio por maestra” [11].
También en el mes de mayo, escribe una triple versión para los religiosos, los eclesiásticos y los hijos de la Iglesia, publicados en 1833, donde el título de Maestra aparece siempre junto con el de Madre y Abogada:
Yo soy vuestra Maestra, Madre y Abogada; como Maestra os convido a venir a mí cada día para iluminaros con aquellas luces celestes que os daré para confortaros en el camino estrecho de la perfección evangélica, con las doctrinas suaves de mi Hijo y vuestro esposo Jesús; como Madre me compadeceré de vosotros en vuestras miserias y como Abogada estoy pronta para obteneros lo que precisáis para remediar toda vuestra ingratitud (incorrespondencia) [12].
Por lo tanto, en cada día de este mes (así imagina Vicente Pallotti a María, dirigiéndose a los eclesiásticos) imaginaos que vienen a mí como vuestra Maestra, Madre, Abogada; Maestra para iluminaros con sus luces que descienden de mi Esposo, el Espíritu Santo; Madre para compadecerme de vosotros en vuestras miserias; Abogada para remediar todo y cualquier desorden [13].
Y a los hijos de la Iglesia, Vicente le hace decir a María:
Ven, pues, hijo, cada día del mes a mi consagrado; y yo como Maestra celestial te enseñaré con afecto materno, el camino del Paraíso. Y las doctrinas que yo te daré serán las mismas que fueron dadas por mi Hijo Jesús a sus discípulos y a los que lo seguían en el sermón de la montaña, registradas en los sacrosantos Evangelios[14].
Al comentar las palabras de Cristo “aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”, Vicente Pallotti imaginaba que María Maestra le decía también: “aprende de mí que imité perfectísimamente a mi Hijo Jesús” [15].
Con el objetivo de sacar el máximo provecho de la dirección espiritual, Vicente Pallotti quisiera tener como director espiritual a Jesucristo y como directora espiritual a María Santísima: “haré todo como si tuviese a Jesucristo y a María Santísima por directores” [16].
En su retiro de preparación para la ordenación del subdiaconado, en 1816 escribía: “La devoción a María consiste aún y mucho más en imitar a su Hijo y aprender de Ella a imitarlo” [17]
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María como Abogada
Es innegable el poder de intercesión de la madre en la familia, razón por lo cual, normalmente, los hijos se dirigen primero a la madre, para que ella presente sus pedidos al padre. María, vista como la gran abogada, como intercesora y como defensora, es una constante en toda la vida y el trabajo de Vicente Pallotti. Él acostumbraba a colocar sus causas en las “manos de nuestra común Abogada y Madre María Santísima enamoradísima de nosotros” [18].
Ya, como joven estudiante, quedó fascinado por el poder de intercesión de María en el Cenáculo de Jerusalén:
En cualquier lugar en que yo estuviese, procuraré imaginar que yo mismo y todas las criaturas estamos en el Cenáculo de Jerusalén, donde los apóstoles recibieron el Espíritu Santo; y ese pensamiento yo lo renovaré frecuentemente. Como los apóstoles estaban junto a María Santísima, así imaginaré estar junto con mi más que encantadora Madre María y con mi más que amado esposo de mi alma, Jesús, los cuales, tengo la certeza de que, como mis particularísimos abogados, harán descender sobre mí y los otros, la abundancia del Espíritu Santo; y como deseo que esa abundancia del Espíritu del Señor, aumente en mí y en todas las criaturas, cada una de ellas, infinitamente multiplicada en cada momento infinísimo, quiero permanecer siempre en el Cenáculo junto con todas las criaturas; y así, lo más frecuentemente posible, imaginaré que estando yo y las otras criaturas en el Cenáculo, desciende sobre nosotros la abundancia, la plenitud del Espíritu Santo” [19].
Pallotti atribuyó a la intercesión de María el triunfo de la misericordia divina sobre él mismo:
¡Oh, misericordia de Jesús que, a favor de un ingrato, miserable, indigno, sacrílego y malhechor… escucha sin demora las instancias de la Madre!
¡Oh misericordia de María Inmaculada, Reina que tan piadosamente es movida a orar, a interceder y obtener a favor del más miserable, ingrato y sacrílego pecador que Ella tuvo o tendrá entre los súbditos de su Reino en el imperio de la Misericordia [20].
En la soledad de Camáldoli, en 1839, Vicente Pallotti proclamó el triunfo de la Misericordia Divina, obtenido a la intercesión de María:
Triunfo incomprensible de los atributos divinos, todos infinitamente misericordiosos y triunfo de la infinita misericordia sobre el incomprensible abismo de la indignidad, impiedad, ingratitud de la criatura Vicente Pallotti, causa de todos los males; triunfo conseguido con la infinita virtud de los merecimientos de Jesús por los méritos e intercesión del abismo de gracias que es la Virgen María, Madre de Misericordia, co-Redentora del género humano y Reina de los Apóstoles, por los méritos e intercesión de todos los ángeles y todos los santos por los méritos de toda la Santa Madre Iglesia [21].
Veía a María como la gran intercesora junto al Hijo y al Padre Celestial, sobre todo en la hora de la muerte:
Santísima Virgen María, Madre nuestra y Madre de Nuestro Señor Jesucristo, pon todas las obras de la vida del mismo Jesucristo Señor Nuestro y todos tus méritos y de todos los ángeles y santos, entre mí y el juicio de tu Unigénito Hijo Jesucristo y ayúdame en esta hora de mi muerte y condúceme a la vida eterna para que pueda cantar para siempre las misericordias del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, tu Esposo [22].
En el retiro de 1847, escribía:
Dios Mío, porque vuestra misericordia es infinita, tengo la firme certeza de que por los merecimientos de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Madre de las misericordias, María Santísima y de todos los ángeles y santos, Tú triunfas siempre sobre mi ingratitud y me destruyes todo y te das siempre todo a mí. A cada momento Tú te das todo a mí y me transformas todo en Ti y me identificas contigo, para que yo no sea más yo, sino sólo Tú que estás en Mí. Ya no soy yo que vivo, sino Cristo quien vive en mí.
…por los merecimientos de Jesucristo y de María Santísima destruye toda mi vida y dadme la vida de María Santísima y la de vuestro propio Hijo Jesús [23].
3. ¿CÓMO VICENTE PALLOTTI AMABA A MARÍA?
El amor de un hijo para con su madre, se manifiesta en su alegría y felicidad de sentirse su hijo, en su amor a ella, en conversar con ella, en hablar bien de ella, en hacer su voluntad, en agradarla e imitarla. Todo esto se verifica en Vicente Pallotti.
1. Vicente Pallotti no escondía, sino que manifestaba a todos su alegría de ser hijo de María, de ser su discípulo y de ser su protegido especial. Veía en Ella, una prueba muy especial del amor infinito de Dios para con él, y exclamaba enternecido: “¡La Hija del Eterno Padre, la Madre del Verbo Encarnado, la Esposa del Espíritu Santo, es mi Madre! [24].
2. Sabiéndose amado por María, quería amarla con un amor especial, esto es, con un amor infinitamente tierno. Cuando aún era estudiante, formuló el siguiente propósito: “No descansaré en cuanto no hubiese alcanzado un amor infinitamente tierno para con mi Dulcísima y Amadísima Madre María” [25].
Quería amar a María con el amor con que Dios la ama: “Soy indigno de amar a María, mas por la misericordia de Dios y por los merecimientos de Jesucristo, quiero pedir la gracia de amarla, me propongo amarla con el amor con que Dios la ama” [26].
Quería amar a María como Jesucristo la ama: “El amor de Cristo para con la Virgen María, sea mi amor para con Ella” [27].
Quería amarla con el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que la aman. “Hago la intención de amar a María Santísima con el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que la aman como Hija, Madre y Esposa [28].
3. Quería hablar frecuentemente de María [29] y en la predicación darle los títulos más bonitos: “Al hablar y de modo especial al predicar sobre la Virgen María, quiero atribuirle (adjudicarle) los títulos más sublimes” [30]. Quería dedicarle todas las obras literarias [31]. Quería que la Santísima Trinidad [32] y todos los hombres, conociesen y amasen a María, que se valiesen de su intercesión e imitasen sus virtudes, que todos se tornasen apóstoles de María.
4. Poco antes y después de su ordenación sacerdotal, Vicente exhortaba a sus hermanos y maestros a ser apóstoles fervorosísimos de María.
Mis hermanos y maestros debemos alimentar tal devoción a nuestra más que queridísima Madre María, que, con las obras y las exhortaciones, seamos apóstoles fervorosísimos, no solamente de Jesús Crucificado, sino también de su y nuestra Madre María. Debemos ser hijos y apóstoles de Nuestra Señora… Esforcémonos por eso, con sumo empeño en propagar las glorias de María, en despertar en el corazón de todos, un amor, si fuese posible, infinitamente tierno a nuestra más que queridísima Madre, Señora y Reina María [33].
5. Quería imitar a María en todas sus acciones. Inició sus anotaciones espirituales con el siguiente propósito:
En mis actos (mis momentos) de rezar, enseñar, velar, estudiar, intentaré imaginar como en esas acciones se habrían comportado Jesús, María, los ángeles y santos e intentaré actuar con la misma perfección con que actuarían ellos mismos [34].
Quería hacer lo que hizo María: “Pretendo hacer lo que hicieron, hacen y harán las almas simples y santas, María y Jesús, y lo que los moradores del cielo hacen” [35].Quería hacer todas las cosas con la perfección que las haría María:
Quiero que todas mis acciones y la de las otras criaturas sean realizadas con la perfección, con la cual los santos, María Santísima y Jesús las realizarían; así en mis acciones y en la de los otros, deseo imaginar como los santos, María Santísima y Jesús las habrían ejecutado [36].
Quería tener la pureza de María [37], la modestia de María [38], la pobreza de María: Quiero tener el espíritu de pobreza que tenían y tendrán todos los santos juntos, los ángeles, María Santísima y el propio Jesucristo [39].Quería corresponder a Dios como correspondió María:
¡Ah!, mi enamoradísima Madre María Inmaculada, vos que después de Jesucristo, inmensamente encima de todos los ángeles y de todos los santos, amaste el Amor Infinito y correspondiste a los designios inefables de Dios Creador, orad e interceded por mí para que a partir de este momento y para siempre comience a conocer el Amor Infinito y viva en la más perfecta correspondencia a los designios inefables de mi Dios Creador [40].
6. Vicente Pallotti quería, sobre todo, ser transformado en María, de suerte que la vida de Ella, fuese también la vida de él. El deseo de ser transformado en cristo y en María, transportaba su vida. Poco antes o poco después de su ordenación sacerdotal, escribía a sus hermanos y maestros:
Debemos ser hijos y apóstoles de Nuestra Señora. Debemos procurar, llenos de confianza en Dios, ser de tal modo transformados en Nuestra Señora que, después de Jesucristo, nuestro corazón sea de Ella, también nuestros actos internos, nuestras palabras, nuestras miradas, nuestros pasos y todas nuestras acciones sean todo de Nuestra Señora. Persuadámonos de que un verdadero devoto de María se volverá un gran santo y su santidad aumentará día a día [41].
En el día 19 de agosto de 1823, escribía a Luigi Nocoletti:
Mañana es la gloriosa memoria de San Bernardo, gran devoto de María. Ruégole obtener tal devoción a nuestra más que enamoradísima Madre María, que yo sea todo transformado en María de suerte que mis pensamientos, mis deseos, mi respiración, mis acciones, todas sean de María, así como lo quiere Dios. Pidamos tal devoción para todos los hombres que existen y existirán hasta el fin del mundo y tengamos la intención de haberle pedido también por todos aquellos que ya existieron desde el principio [42].
En el retiro de 1827, Vicente Pallotti, pedía que su vida fuese destruida y que la vida de la Beatísima Virgen María, fuese su vida[43]. Después de 1835, él suplicaba más de una vez: “Que la vida de la Inmaculada María sea mi vida” [44]. Durante su enfermedad en 1840, en Ósimo, imploraba:
Por los merecimientos de Nuestro Señor Jesucristo, sea destruida y aniquilada toda mi vida y toda la vida de Jesucristo Nuestro Señor, y la vida de la Beatísima Trinidad, de la Santísima Virgen María y de todos los ángeles y todos los santos sea toda mi vida para siempre [45].
Y en 1847: “Dios mío, por los merecimientos de toda la vida de Jesús y de María Inmaculada, destruye toda mi vida y dadme la vida de María Santísima y de nuestro propio Hijo Jesús [46]. En 1849:
Por tu infinita misericordia, sea destruida toda mi vida y la vida de la Beatísima Virgen María, de San José y de todos los ángeles y santos, y la vida de Nuestro Señor Jesucristo y la vida de la Santísima Trinidad, sea mi vida [47].
Esa transformación en María aconteció el 31 de diciembre de 1832, cuando María quiso celebrar con Vicente Pallotti el matrimonio espiritual. Veamos lo que él escribe:
En el último día del año 1832, la gran Madre de la Misericordia, para triunfar con el milagro de misericordia sobre la ingratitud e inconcebible indignidad del más miserable que existió o pueda existir entre los súbditos de su reino de misericordia, se digna misericordiosamente hacer matrimonio espiritual con tal súbdito. Le da como dote todo cuanto ella poseía. Le hace reconocer a su propio Hijo Divino y, siendo Esposa del Espíritu Santo, ella se empeña para que sea todo internamente transformado en el Espíritu Santo. ¡Oh! Misericordia de María Reina Inmaculada que con tanto amor implora, intercede y obtiene para el más miserable, ingrato, sacrílego pecador que existió o podrá existir entre los súbditos de su reino en el imperio de la misericordia. ¡Misericordia, misericordia, misericordia, misericordia! De las misericordias de María está lleno el paraíso. Cantaré para siempre las misericordias del Señor. Cantaré para siempre las misericordias de María. ¡Mi Dios y mi todo! [48].
4. ¿CÓMO VICENTE PALLOTTI MANIFESTABA SU AMOR A MARÍA?
Vicente Pallotti manifestaba su amor a María a través de muchos gestos y actos que, al mismo tiempo, alimentaban y fortalecían su amor. Manifestaba su gran amor a María a través de la oración, del estudio, de la predicación, de las celebraciones en honor a María, etc.
1. El amor de Vicente Pallotti a María se expresaba en primer lugar a través de la oración: de la oración mental, oral personal y comunitaria. Él no se cansaba de contemplar a María, meditar sobre Ella y expresaba su contemplación a través de la oración oral. Según el testimonio del Padre Virili, su compañero, todos los días Vicente Pallotti, honraba a María. Desde el amanecer le ofrecía todo su día de trabajo y le renovaba sus oraciones y su consagración. Todo lo que hacía en el día, lo hacía en honor a María: rosarios, visitas a las iglesias, oraciones, jaculatorias y otras devociones. Cuando íbamos por las calles de la ciudad, el Siervo de Dios me invitaba a orar:
Recemos, decía él, por todo lo que agrada a Dios. Recemos para que todo se haga para gloria de Dios y María. Digamos y hagamos eso para glorificar a María y para agradecer a la Santísima Trinidad, por las gracias, dones y privilegios que concedió a nuestra Madre común y para agradecerle por el infinito amor con que nos dio, una Madre llena de amor [49].

Al triple toque diario de las campanas, Vicente Pallotti rezaba el ángelus, saludaba con devoción y respeto las imágenes de María. Caminando por las calles de la ciudad y por los callejones, se sacaba el sombrero, rezaba una jaculatoria y, muchas veces, se arrodillaba delante de las imágenes marianas. Cuando salía de su cuarto, imploraba la bendición de María; ayunaba en su honor todos los miércoles y sábados y celebraba con especial devoción las fiestas marianas para las cuales se preparaba con ayunos, novenas y otros ejercicios de piedad. Acostumbraba sobre todo implorar los dones y gracias relacionados con cada una de las celebraciones marianas. En la fiesta de la Madre del Buen Consejo pedía el don del consejo, en la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, pedía la gracia de ser conducido por María al monte santo de Dios [50].
2. Por la predicación. Vicente Pallotti no se cansaba de hablar de María y de difundir su devoción. Al declarar en el proceso de beatificación, su compañero Virili decía:
En su espíritu y en su corazón, estaba siempre presente aquél gran don que el Divino Salvador, hizo en la cruz, al darle a María como madre: ‘¡He ahí tu madre!’ Él utilizaba estas palabras de Jesús para su consuelo y para consuelo de los suyos. Recuerdo mucho como él, en diversas ocasiones, dada la oportunidad, invocaba a María y miraba su imagen diciendo: ‘¡He ahí tu Madre!’ [51].
5. MARÍA Y LA UNIÓN DEL APOSTOLADO CATÓLICO
Vicente Pallotti atribuye la fundación de la Unión del Apostolado Católico al triunfo de la misericordia divina, alcanzado mediante la intercesión de María.
1. María en la fundación de la Unión del Apostolado Católico.
Vicente Pallotti atribuye la fundación de la Unión del Apostolado Católico al triunfo de la misericordia divina alcanzado por la intercesión de María. El 9 de enero de 1835, un viernes, después de celebrar la Eucaristía, tiene conciencia de las innumerables e inconcebibles misericordias que Dios usó para con él hasta aquel momento. Tiene igualmente conciencia de su ingratitud y de su negligencia en sacar provecho de ellas. Se admira empero, que las misericordias divinas no hayan sido restringidas. Por el contrario, cree firmemente que las divinas misericordias comienzan a derramarse sobre él. Confiesa que Dios, en su infinita misericordia, le concede la gracia de promover, establecer, propagar y perfeccionar una institución de un apostolado universal en todos los católicos para propagar la fe y la religión de Jesucristo entre todos los infieles y no católicos; otro apostolado oculto para reavivar, conservar y aumentar la fe entre los católicos; una institución de caridad universal en el ejercicio de todas las obras de misericordia espiritual y corporal para que de un modo posible, vos seáis conocido por el hombre, puesto que vos sois caridad infinita [52].
Confiesa que hasta ahora, por su culpa, no se realizó la fundación, pues Dios no hubiera negado sus gracias si él se hubiese apresurado a instituirla. No obstante indispuesto e indigno espera y tiene la certeza de que llegó el momento de un distinto triunfo de vuestra misericordia sobre mi indisposición e indignidad. Dios Dios – misericordia, misericordia, misericordia – gracia. Dios [53]. En su retiro de 1839 Vicente Pallotti escribía:
Triunfo incomprensible de los atributos divinos, todos infinitamente misericordiosos, y triunfo de la infinita misericordia sobre el incomprensible abismo de la indignidad, impiedad, ingratitud de la criatura Vicente Pallotti, causa de todos los males, triunfo conseguido con la infinita virtud de los merecimientos de Jesús, por los méritos e intercesión del abismo de gracias que es la Virgen María, Madre de Misericordia, co-Redentora del género humano y Reina de los Apóstoles [54].
Y un poco más adelante escribía:
Mi Dios, Misericordia mía, si me escoges para todas las iniciativas que para tu gloria y bien de las almas deben difundirse en todo el mundo hasta el fin de los tiempos conforme la institución de la Santa Piedad, que respeta, venera y promueve el Apostolado Católico en todo el mundo, en todas las clases de personas, eso no es mérito debido a mi capacidad; Tú me escogiste como brillante trofeo de tu misericordia, así que tu misericordia se evidenciará en la elección de mi persona para la promoción de tales iniciativas [55].
Vicente Pallotti dice que:
La Pía Unión fue instituida en homenaje a la Reina de los Apóstoles, María Santísima y puesta bajo su protección, no sólo porque tal obra sólo puede ser gratísima a nuestra Madre común, María, sino también para obtener, muy encima de cualquier expectativa la merced de su poderosísima intercesión, los ambicionados efectos [56].
La Unión del Apostolado Católico, debe ser un homenaje a La Reina de los Apóstoles, María Santísima:
Las tantas veces mencionados solicitantes esperan, por la intercesión de María Santísima, Reina de los Apóstoles, ver satisfechos sus anhelos espirituales, motivo porque consagran su Pía Unión, que podría designarse por el nombre de Apostolado Católico, a Dios, en homenaje a la Reina de los Apóstoles, María Santísima [57].
2. María Reina de los Apóstoles, Patrona de la Unión del Apostolado Católico.
En sus anotaciones espirituales, el título Reina de los Apóstoles no aparece antes de 1835. Después de ese año, él aparece apenas cuatro veces: dos veces en 1839 [58] y otras dos veces en 1840 [59]. Mas, aparece muchas veces en el mes de mayo y en los escritos relacionados con la Unión del Apostolado Católico: con su presentación, defensa y propagación en la Iglesia [60].
¿Por qué la Reina de los Apóstoles ocupa un lugar tan central en la Unión del Apostolado Católico?
No sólo porque María es la Madre del Apóstol del Padre Eterno y Madre de la comunidad apostólica, sino también por causa del propio concepto de apostolado intuido, captado, propuesto y defendido por Vicente Pallotti. Ella es la mayor de todos los Apóstoles, porque más que todos ellos cooperó para la realización y la prolongación de la salvación en el mundo. Desde el inicio Vicente Pallotti ve que el sentido del apostolado es contribuir, como cada uno puede para la propagación de la fe y del Reino de Jesucristo en el mundo. Apostolado es todo lo que alguien puede y debe hacer para la mayor gloria de Dios, para la salvación propia y de los demás y merece por eso el nombre de apóstol, todo aquel que movido por la caridad de Cristo se empeña en la propagación de la fe. Nadie más que María cooperó para la realización y la propagación de la salvación del mundo, por lo que Ella merece con razón el título de Reina de los Apóstoles [61]. Vicente Pallotti escribió:
La bienaventurada Virgen Reina de los Apóstoles, protectora de la Pía Unión es co-Redentora de las almas redimidas con la Sangre Preciosísima de Jesucristo, quiere ver destruido el pecado, multiplicadas las buenas obras, cerrado el infierno y abierto el paraíso a todos sus hijos y glorificado el Padre, del cual es Hija, el Hijo del cual es Madre, y el Espíritu Santo, del cual es amantísima Esposa [62].
3. María es la protectora de la Unión del Apostolado Católico.
Vicente Pallotti, quiso que María fuese la protectora de su fundación, su abogada, su intercesora. La escogió porque Ella es ‘la tesorera de todas las gracias’ [63] y la poderosa intercesora junto a su Hijo. María obtendrá para la Unión del Apostolado Católico el Espíritu Santo necesario para realizar el apostolado de Cristo en todo el mundo. Gracias a la intercesión de la Reina de los Apóstoles, Vicente Pallotti espera ver realizados sus grandes deseos apostólicos [64]. Creía que así como María, con su poderosa intercesión, había apresurado la venida del Salvador, podría apresurar la venida de un solo rebaño bajo un solo pastor gracias al apostolado de todos los cristianos [65]. Así como Ella sustentó el coraje e hizo fructificar las fatigas de los Apóstoles, así Vicente espera lo mismo para su comunidad apostólica [66].
En 1839, Vicente Pallotti dice que su fundación milita bajo la protección eficacísima de la Inmaculada Madre de Dios, Reina de los Apóstoles para obtener a través de sus merecimientos e intercesión todas las gracias y dones a fin de que Ella exista siempre en la Iglesia y se propague rápidamente en el mundo entero [67]. De la intercesión de María, Vicente Pallotti espera la gracia de cumplir fielmente el mandamiento divino de amar al prójimo como a sí mismo y empañarse eficazmente tanto por la propia salvación como la del prójimo [68].
4. María, Reina de los Apóstoles, modelo del Apostolado Católico.
Vicente Pallotti dice que escogió a María, Reina de los Apóstoles como Patrona de la Unión del Apostolado Católico para que todos sus miembros –laicos y eclesiásticos, seculares y regulares, de cualquier orden, estado y condición-, tuviesen en Ella, después de Cristo, el más perfecto modelo del verdadero celo apostólico y de la perfecta caridad, visto que Ella se empeñó de tal manera por las obras de la mayor gloria de Dios y de la salvación de las almas, que aunque no le fuese confiado el ministerio sacerdotal, superó a todos los apóstoles. Con razón, pues, la Iglesia la saluda como Reina de los Apóstoles porque más que todos ellos, cooperó para la propagación de la fe [69]. Por eso, todos, sacerdotes y laicos y todos de cualquier sexo, estado, grado y condición, están animados a imitar a la Inmaculada Madre María en todos los emprendimientos de la mayor gloria de Dios y en todas las obras de misericordia corporal y espiritual a favor del prójimo [70]. Como Reina de los Apóstoles, procuró en su condición, en todo el modo posible, la propagación del Reino de Jesucristo [71].
Conclusión
Si todos son llamados a imitar a Jesucristo, Apóstol del Padre, también nosotros somos llamados a imitar a María Reina de los Apóstoles, pues Ella, después de Jesucristo, es el modelo y el ejemplo más perfecto y acabado del empeño por la propagación de la fe y la extensión del Reino de Cristo en el mundo. Si la vida de Cristo fue su apostolado, la vida de María también, porque toda Ella se consagra a la realización y la extensión de la salvación en el mundo. Común entre Cristo y María es el empeño de cumplir la voluntad del Padre, que desea la salvación de todos los hombres. En función del cumplimiento de esta voluntad salvífica del Padre, ambos de vaciaron de sí mismos y se identificaron con la voluntad del Padre e hicieron de su vida un único gran acto de amor traducido en la donación de sí mismos en la vida y en la muerte. El amor es lo que mueve a María a asociarse plenamente a Cristo en el cumplimiento de la voluntad salvífica del Padre Celestial. Es el Espíritu de Amor que mueve a Cristo y a María a realizar la salvación. Impulsada por el amor, María se torna la gran sierva del Señor y sierva de los hombres. Su apostolado fue su servicio, toda su vida dedicada al adviento, a la realización y propagación del Reino de Jesucristo.
Traducción de Sonia Accetto, ISAC.
[1] Cf. FRANK, Josef. Vinzenz Pallotti Gründer des Werkes vom Hatholischen Apostolat. Pallotti. Verlag. Friedberg bei Augsburg Zweiter Band I, 1962. p. 17.
[2] Cf. Idem. p. 33.
[3] Cf. PALLOTTI, San Vincenzo. Opere Complete (OO CC). A cura de Don Francesco Moccia, S.A.C. Roma, Curia Generalizia della Società dell’Apostolato Cattolico, 1964-1997, X, 110. Aquí aparecen resaltados los tres títulos marianos.
[4] OO CC X, 413.
[5] OO CC XIII, 152-153; Cf. PALLOTTI, San Vicente. Dios, el Amor Infinito. Vitoria-Gasteiz: Palotinos, 1990. p. 148-150.
[6] OO CC X, 262; PALLOTTI, Vicente. Propósitos e aspirações. Tradução do Pe. Francisco de Assis Muchiutti, SAC. Santa Maria: Biblos, 2003. p. 102.
[7] OO CC X, 521; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 59.
[8] OO CC X, 110-111; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 77.
[9] Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 46.
[10] Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 22.
[11] OO CC X, 159; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 107.
[12] Así imagina Pallotti que María habla a los religiosos. Cf. OO CC XIII, 192.
[13] Ibidem, 362.
[14] Ibidem, 551.
[15] OO CC X, 40.
[16] Cf. OO CC X, 72; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 41.
[17] OO CC X, 577.
[18] OO CC X, 22 e 24.
[19] OO CC X, 86-87; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 49-50.
[20] OO CC X, 195; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 110.
[21] OO CC X, 289; Propósitos e aspirações. Op. cit. 128.
[22] OO CC Cf. X, 421.
[23] OO CC X, 260-261.
[24] OO CC XIII, 552; Cf. 153.
[25] OO CC X, 538s; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 52.
[26] OO CC X, 157; Propósitos e aspirações.Op. cit. p. 106.
[27] Propósitos e aspirações, Op. cit. p. 107.
[28] OO CC X, 677.
[29] Cf. OO CC X, 537; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 51.
[30] OO CC X,156-157; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 106.
[31] Cf. OO CC X, 110-111; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 77.
[32] Cf. OO CC X, 328.
[33] Collezione Spirituale. Preghiere, meditazioni, considerazioni, consigli, o ricordi e materie predicabili del ven. Vincenzo Pallotti. Roma: San Salvatore in Onda, 1933. p. 44-45.
[34] OO CC X, 5-6; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 15.
[35] Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 35-36.
[36] Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 46-47.
[37] Cf. Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 16.
[38] Cf. OO CC X, 91.
[39] Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 48.
[40] OO CC X, 483.
[41] Ibidem.
[42] PALLOTTI, Vicente. Lettere Anni 1816-1833, v. I. A cura di Bruno Bayer, SAC, Roma: Curia Generalizia della Società dell’Apostolato Cattolico, 1995. p. 190.
[43] OO CC X, 618.
[44] OO CC X, 204.
[45] OO CC X, 476, 485.
[46] OO CC X, 260.
[47] OO CC X, 279.
[48] OO CC X ,195-196; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 110.
[49] Cf. FRANK, Josef. Vinzenz Pallotti Gründer des Werkes vom Katholischen Apostolat. Op. cit. p. 333.
[50] Ibidem, 333-334.
[51] Citado por FRANK, Josef. Vinzenz Pallotti Gründer des Werkes vom Katholischen Apostolat. Op. cit. p. 332-333.
[52] OO CC X, 198-199; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 113.
[53] OO CC X, 199; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 113.
[54] OO CC X, 289; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 128.
[55] OO CC X, 308; Propósitos e aspirações. Op. cit. p. 133.
[56] BAYER, Bruno (Ed.); ZWEIFEL, Josef (Ed.). Vicente Pallotti: Escritos Seleccionados. Traducción de Ángel F. De Aránguiz.SAC. Vitoria-Gasteiz: Palotinos, 1988. p. 67.
[57] BAYER, Bruno (Ed.); ZWEIFEL, Josef (Ed.). Vicente Pallotti: Documentos de la Fundación. Op. cit. 34, 37.
[58] Cf. OO CC X, 289 y 353.
[59] Cf. OO CC X, 210-211.
[60] OOCC IV, 3, 6, 8, 123, 143, 168, 387; V, 3, 7, 8, 9, 13-14, 17, 34-35; III, 144-145, 175-178, 182-186; I, 6-7.
[61] OO CC III, 141-145; BAYER, Bruno (Ed.); ZWEIFEL, Josef (Ed.). Vicente Pallotti: Documentos de la Fundación. Op. cit. p. 25-27.
[62] OO CC III, 21.
[63] OO CC IV, 324; BAYER, Bruno (Ed.); ZWEIFEL, Josef (Ed.). Vicente Pallotti: Documentos de la Fundación. Op. cit. p. 104.
[64] OO CC IV, 2-3; BAYER, Bruno (Ed.); ZWEIFEL, Josef (Ed.). Vicente Pallotti: Documentos de la Fundación. Op. cit. p. 34.
[65] OO CC III, 146; BAYER, Bruno (Ed.); ZWEIFEL, Josef (Ed.). Documentos de la Fundación. Op. cit. p. 69.
[66] Cf. OO CC IV, 417-418.
[67] OO CC I, 6; BAYER, Bruno (Ed.); ZWEIFEL, Josef (Ed.). Vicente Pallotti: Documentos de la Fundación. Op. cit. p. 170.
[68] OO CC IV, 20-21; BAYER, Bruno (Ed.); ZWEIFEL, Josef (Ed.). Vicente Pallotti: Documentos de la Fundación. Op. cit. p. 185.
[69] OO CC I, 6-7; BAYER, Bruno (Ed.); ZWEIFEL, Josef (Ed.). Vicente Pallotti: Documentos de la Fundación. Op. cit. p. 170.
[70] OO CC III, 6-7; BAYER, Bruno (Ed.); ZWEIFEL, Josef (Ed.). Vicente Pallotti: Documentos de la Fundación. Op. cit. p. 223-224.
[71] OO CC V, 9-10; BAYER, Bruno (Ed.); ZWEIFEL, Josef (Ed.). Vicente Pallotti: Documentos de la Fundación. Op. cit. p. 114-115.