1. Profesamos que:

1.1. Dios es Amor (1 Jn 4,8-16);

1.2. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo viven en un constante intercambio de Amor (cfr. 1 Jn 4,8-16);

1.3. El Dios Trino en su amor ha creado al ser humano a su imagen (Gn 1,26-27);

1.4. La Iglesia ha sido llamada a la vida por medio de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, para que todos sean configurados a Jesús (Rm 8,29; 2 Pe 1,4) y así encuentren en Él la plenitud en la gloria divina (Rm 6,5; Ef 1,10; Col 1,27; Ap 21,2);

1.5. Jesucristo, en el Espíritu Santo, nos viene a encuentro en cada hermano y hermana (Mt 10,40; 25,40; Rm 5,5; 1 Jn 3,24; 4,13).

 

2. Vicente Pallotti nos recuerda que:

2.1. El Amor de Dios, nos forma, envuelve, invita y obliga a corresponderle (Dt 6,4-5; 2 Cor 5,14; Ef 5,2; 1 Jn 4,8.11-12.16);

2.2. Realizamos esta llamada cuando también buscamos la salvación de nuestros hermanos y hermanas (Lv 19,18; Mt 18,15; 19,19; 22,36-40; Mc 12,29-31; Jn 13,34-35; 15,12-13.17; Rm 13,9-10; 1 Jn 4,19-21);

2.3. Nuestra respuesta al amor de Dios se mide con los esfuerzos de ser santos (Mt 5,43-45.48; Rm 6,11; Ef 1,4; 4,13; 5,1; Col 1,22; 1 Is 3,13; 4,1; 1 Pt 1,16; 2 Pt 3,11; 1 Gv 3,3);

2.4. Nuestra respuesta se debe manifestar en el ser discípulos de Jesús, el Apóstol del Eterno Padre, (cfr. Hb 3,1), quien ha definitivamente revelado su amor ilimitado en el abandono en Él hasta la muerte en cruz (Mt 10,38; 16,24; Jn 12,32; 13,1.13-15; 15,5.9-10; 12,26; Flp 2,5; 1 Pe 2,21; 1 Jn 2,5-6; 4,9-10).

 

3. Nosotros estamos unidos en la Unión porque:

3.1. Dios es en sí mismo una Comunidad Trinitaria de personas (Mt 28,19; Jn 17,21-23; 1 Jn 1,1-3);

3.2. Jesús, en el Espíritu Santo, habita y trabaja entre nosotros cuando estamos reunidos en su nombre (Mt 18,20);

3.3. Queremos ser una pequeña Iglesia de hermanos y hermanas, en la cual todos, en igual medida y libremente, se respetan mutuamente, como única imagen de Dios y dan, en cuanto pueden, la propia contribución (cfr. Hech 2,42);

3.4. La experiencia demuestra que el “bien realizado individualmente casi siempre se pierde, es incierto y de breve duración” (OOCC IV, 122; cf. 257, 343, 389; V, 228);

3.5. Estamos convencidos que la obra de Vicente Pallotti es un modo apto para responder a los desafíos de nuestro tiempo.

 

4. Juntos queremos contribuir a fin de que:

4.1. Toda la gente tome conciencia del amor misericordioso de Dios y así descubra, desarrolle y exprese la propia semejanza con Dios y la propia responsabilidad hacia el prójimo (cf. Mt 28,19);

4.2. Crezca la unidad entre los cristianos y el respeto recíproco entre todas las religiones, entre toda persona de buena voluntad, en el camino común hacia la casa del Padre (cfr. Jn 17,21-26; Rm 11,25-36; 2 Cor 5,6-7; Ef 1,10; Col 1,27; Hech 21,1-4);

4.3. Todos los ciudadanos del mundo puedan vivir en condiciones dignas.

 

5. Desde el inicio nosotros trabajamos juntos, en cuanto:

5.1. Nos dejamos mover e impregnar del amor de Dios (cfr. 1 Cor 3,9; 2 Cor 5,14);

5.2. Buscamos re-descubrir el bien de toda persona y por ellos nos dejamos enriquecer mutuamente;

5.3. Nuestro estar juntos está caracterizado por la escucha, por el diálogo, por el perdón y por el compartir;

5.4. Gozamos con todas las iniciativas comunes y personales en la Iglesia y en el mundo que buscan el bienestar de las personas y las sostenemos en cuanto nos es posible;

5.5. Si es oportuno, proponemos la Unión como forma de vida y de apostolado, sin imponerla a ninguno.

 

6. Para servir al apostolado universal de la Iglesia, colocamos todos nuestros medios a disposición:

6.1. Buscando sobre todo de conducir seriamente en nuestro trabajo y en la vida cotidiana una vida que convenza, conforme al mensaje de Cristo (Lc 1,75; Mt 5,48; Ef 4,13.24; 1 Ts 4,1; 1 Jn 3,3);

6.2. Participando activamente a la liturgia de la Iglesia, especialmente en la Eucaristía (cfr. Hech 2,42);

6.3. Realizando la formación permanente;

6.4. Formando la comunidad del Cenáculo con María Reina de los Apóstoles, con la oración, el estudio profundo de la Sagrada Escritura, el intercambio y la definición de las prioridades apostólicas (Mt 26,41; Lc 18,1; 21,36; Hech 1,13-14; Rm 15,4; 2 Tm 3,16);

 

6.5. Asumiendo prontamente los trabajos, empeños y oficios eclesiales;

6.6. Aceptando el sacrifico, el fracaso, el paso de la edad y la enfermedad (cfr. Rm 8,17; 12,1; 2 Cor 1,6; Fil 1,29; 2 Ts 1,5; 2 Tm 1,8; Jn 5,10; 1 Pe 2,20; 4,13.16);

6.7. Poniendo a disposición de las iniciativas apostólicas los bienes materiales (cfr. Lc 8,3; Hech 11,29-30).

 

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