DOGMAS MARIANOS
La Virginidad de María
Magisterio: “Quod virgo conceperit; quod virgo peperit et virgo permanserit” (Leone I, sermón 22). Pío IV afirma que la virginidad perpetua de la Virgen es parte de los fundamentos de la fe (Dz. 993).
En la Biblia: Antes del parto. El ángel es enviado a una virgen (Lc 1,27). La presencia de Dios vista como una nube cubre con su potencia a María. El concebimiento virginal es anunciado a José (Lc 1,35; Mt 1,20).
El núcleo de la mariología de S. Pablo, Gal 4,4, contiene de modo implícito la virginidad de María: nacido de mujer, no de hombre. La virginidad es un signo de la potencia divina que hace fértil el vientre de una mujer sin el concurso de un varón.
Después del parto: Lucas indica un propósito de virginidad (Lc 1,24). Los Evangelios hablan de los hermanos de Jesús (Mc 6,3), pero si se hace un análisis de los textos se deduce la inexistencia de esta dificultad (Mc 15,24; Mt 27,56; Jn 19,25).
Durante el parto: El análisis de la expresión contenida en Is 7,14 (harah-yodelet) indica un camino de interpretación, pero es sobre todo la tradición la que ilumina esta afirmación.
Algunos evangelios apócrifos sugieren que nadie estuvo presente durante el nacimiento: José iría a pedir ayuda y, en su ausencia, ocurrió el parto. La actividad inmediata después del parto de María parece sugerir lo mismo.
La tradición
Existe una total unidad en los Santos Padres al afirmar la concepción virginal de Jesús e invitan a aceptar este misterio como uno más de la fe. Se usa la imagen de Eva como engendrada y virgen que da a luz el pecado; María virgen engendra la salvación. En general, existe también una unidad al afirmar la virginidad después del parto. Algunos, sin embargo, como Tertuliano la niegan tal vez en su afán de luchar contra los gnósticos.
También existe una gran unidad al afirmar la virginidad de María durante el parto si bien hay una cierta perplejidad a la hora de explicarlo, sobre todo ante el peligro de docetismo. Principales defensores: Hilario de Poitiers, Ireneo, S. Ambrosio, S. Gregorio de Nissa, etc.
¿La concepción virginal es un mito?
El problema surge con el catecismo holandés, en el cual no se hablaba de la concepción virginal de María. Loisy habla de una virginidad moral y biológica. Para ello se basan en que la virginidad de María no ha sido declarada como dogma, al menos la virginidad biológica.
El sínodo de Letrán (no es universal) define la Virginidad perpetua de María, bajo el pontificado de Martín I, pero actualmente no se toma como definición dogmática (Dz 256). Según Pío IV, la Virginidad perpetua toca los fundamentos de nuestra fe (Dz. 993).
Pablo VI (“Marialis cultus”) habla de la Siempre Virgen María. Hay que defender la virginidad perpetua de María, que para nosotros permanece en el misterio. No es correcto negar el sentido biológico que ha recibido a lo largo de la historia en favor de una hermenéutica.
Diversas objeciones
El “mito de la concepción virginal de Jesús”: ¿han influido los mitos del tiempo en la elaboración de este dogma?.
Mito helenístico: Gunkel y Meyer (protestantes) hablan de que la concepción virginal de Cristo es una continuación del mito helenístico de la grande Dea. Sin embargo, se olvidan de que en este mito siempre se daba comercio carnal.
Mito egipcio: Dibelius (protestante) dice que Plutarco testimonia una leyenda egipcia en la que algunas mujeres tenían trato con los espíritus, y que estas ideas influyeron en Lucas. Sin embargo, estas historias las inventó Plutarco y se refieren a dioses inferiores.
¿Influyen y se combinan los textos de anunciación que se han venido dando en el Antiguo Testamento? Es la tesis de Copenhausen: la culminación de la historia de anunciaciones (Samuel, Sansón, Isaac…) sería la concepción virginal. Sin embargo, las concepciones del Antiguo Testamento se refieren a mujeres estériles y no a vírgenes. ¿Jesús hijo ilegítimo? Stanffer dice que fue considerado comedor y vividor, y así hijo ilegítimo. La expresión “hijo de María” deja ver esta realidad.
Teoría de la apoteosis post-pascual: von Harnack (1911) dice que los cristianos, en su afán de glorificar a Jesús después de la Pascua, crearon una leyenda sobrehumana, también respecto al tema de la concepción. Dificultad biológico-genética: Es imposible que de una virgen nazca un varón.
El género literario de la narración: el Nuevo Testamento deja claro que la concepción virginal es real e histórica.
La Maternidad divina de María
Definición: La acción generativa de María tiene como término a la Persona divina del Verbo de Dios. Ya en los primeros concilios se llama a María Madre de Dios.
DS 111 a y 218: Es Madre de Dios no en sentido figurado, sino pleno.
Pablo VI (1970): Menciona la maternidad divina.
Sagrada Escritura
Gn 1,2 y Ex 40,34: La presencia de Dios entre los hombres.
Gal 4,4: Envió Dios a su Hijo nacido de mujer.
Rom 9,5: Jesús procede de los Patriarcas y es Hijo de Dios.
Lc 1,35: Y será llamado Hijo de Dios.
Lc 1,39-44.56: Paralelismo con 2 Sam 6,2-16.
Tradición
Antes del concilio de Éfeso: Afirman que María es Madre de Dios: S. Ignacio de Antioquía, S. Justino mártir, S. Ireneo, Alejandro de Alejandría, Tertuliano, Ambrosio, Orígenes, Casiano, Vicente de Lerins, etc. La oración “Bajo tu amparo” es del siglo IV.
Nestorio: La expresión “Theotokos” no agradaba a la escuela de Antioquía, y Nestorio la atacó en un sermón. Se insiste en afirmar las dos naturalezas de Cristo, cada una con su “prósopon”. De las dos naturalezas juntas resulta Cristo, que es el “prósopon” encarnado.
El “prósopon” divino no es el sujeto de atribución de todas las operaciones de Cristo: rechazo de la comunicación de idiomas. Por lo tanto, la Persona divina no es el término de la generación de María (solo genera el “prósopon” de la unión). María no es Theotokos sino Cristótokos.
Concilio de Éfeso (431): De María no nació un hombre sobre el que luego descendiese el Verbo. El Verbo de Dios estuvo unido desde el seno materno a la carne: se sometió al nacimiento carnal. La naturaleza del Verbo no toma su origen del nacimiento de la Virgen, sino que este Verbo toma de Ella su cuerpo. Los Santos Padres no dudaron en llamar a la Santísima Virgen Madre de Dios (DS 251).
Observaciones
Al analizar la Encarnación y Maternidad divina no explica el aspecto soteriológico: se queda mucho en lo ontológico. Faltan las referencias bíblicas expresas, ni se alude a la acción del Espíritu Santo en la maternidad divina.
De una reflexión exagerada de Éfeso saldrá el monofisismo: una sola naturaleza después de la mezcla de las dos. Esta doctrina fue recogida en el concilio de Calcedonia. Sixto III (432) buscó y consiguió una unión entre Antioquía y Alejandría (DS 272).
La maternidad divina y el Concilio Vaticano II: La maternidad divina en el misterio de Cristo. Se habla de María como la Deípara y, a la vez, como la siempre Virgen. No se centra solo en la maternidad física, sino en la dimensión soteriológica. La conformidad entre Madre e Hijo: compromiso responsable de María en la misión de su Hijo.
La maternidad divina en el misterio de la Iglesia: Se hace hincapié en las relaciones de María con los demás miembros de la Iglesia. Es tipo y figura de la Iglesia. La Virginidad se ve en relación con la Maternidad virginal de la Iglesia.
La Inmaculada Concepción
Contenido
María fue inmune del pecado original.
Sagrada Escritura
El Protoevangelio: en el paralelismo Cristo-demonio y María-demonio se notan las mismas enemistades: “ipsissimas inimicitias”. Hay una radical oposición entre María y el pecado. La anunciación: llena de gracia, es una plenitud que abarca toda la vida de María y la gracia es la contradicción del pecado.
Tradición
Antes de Éfeso: En la Bula del dogma de la Asunción (DS 2331) se recuerda cómo desde el siglo II se presenta a María como nueva Eva, si Dios iba a hacer una nueva Creación, era obvio que arrancase de una creatura nueva, exenta de pecado. Muchos son los testimonios: S. Justino, S. Ireneo, S. Ambrosio, S. Agustín, etc.
Desde Éfeso: Los epítetos (santa, por ejemplo) son más claros e insistentes; se resalta la relación corporal y espiritual con Cristo. Pascasio Radverto afirma que era necesario que María naciese sin pecado original para que Cristo naciera también sin él.
La fiesta de la Natividad de María: se celebraba desde el siglo VI, y de ahí se pasó luego a la fiesta de la Inmaculada (siglo VIII).
Controversias en los siglos XII-XIV.
Las causas: Los agustinistas decían que el pecado original se transmitía por generación. Se creía que en el feto había una cualidad mórbida que infeccionaba a la persona. La Redención de Cristo, para que fuese universal, tenía que comprender también a María.
Corrientes en contra
S. Anselmo negó la Inmaculada concepción porque veía incompatibilidad entre este dogma y la redención universal. El pecado original es entendido como la privación de la justicia original. S. Bernardo y Pedro Lombardo también lo negaron, pues no hubo concepción virginal de María. S. Alberto Magno también lo niega, aunque afirma que fue santificada muy pronto. Santo Tomás y S. Buenaventura: también optan por el “No”.
Corrientes a favor.
Eadmero, discípulo de S. Anselmo recoge los principios de Anselmo y defiende la Inmaculada como un privilegio singular.
D. Scoto: da tres posibilidades: o María no estuvo jamás sujeta al pecado original, o lo estuvo solo por un instante o fue liberada después de un cierto tiempo. Es mejor atribuir a María lo que es mejor. Francisco de Mayronis: formuló el famoso “Potuit, decuit, fecit” con respecto a la teoría de Scoto.
Hacia la definición
Muchas universidades imponen el juramento de confesar la Inmaculada (siglo XV). El concilio de Basilea defendió la Inmaculada, pero fue un concilio invalidado por el Papa Eugenio IV. Concilio de Trento (Dz 792): declara que no tiene la intención de tratar este tema a fin de que puedan avanzar los estudios (motivos de diálogo con los protestantes). Pero no se incluye a María en el tema del pecado original.
Pío V (Dz 1073): “Ex omnibus afflictionis” ratifica esta doctrina.
La definición
“Ineffabilis Deus”. Epístola apostólica de Pío IX. Del 8 de diciembre de 1854. SOBRE LA INMACULADA CONCEPCIÓN. “La Beata Virgen María”: sujeto del privilegio. “Desde el primer instante de su concepción”, es decir, desde el primer momento de su existencia. “Singular gracia y privilegio”: María no fue incluida en la ley del pecado original. “En vista a los méritos de Jesucristo Salvador”. “De toda mancha de pecado original”, es decir, cualquier cosa que tenga que ver con el pecado. “Preservada”: la bula no tuvo en cuenta si padeció o no las consecuencias del pecado.
Negadores de la definición
Protestantes (en consecuencia, de su principio SOLA SCRIPTURA). Ortodoxos: por negar el poder papal. Los “viejos católicos”, que rechazan la infalibilidad del Papa.
La Asunción
Contenido del dogma
Habla de la glorificación corporal anticipada en la persona de María (Bula “Munificentissimus Deus” 1-11-1950). Leer completa la Bula del Papa Pio XII.
Fundamento escriturístico
Algunos autores (Manuat Feuillet) se apoyan en Ap 12,1, otros encuentran el fundamento en el protoevangelio, aunque hay algunas dificultades de conexión.
Pío XII prefirió seguir un método que combinaba Sagrada Escritura y tradición. Las citas de la bula son:
1 Cor 15,54: Cristo como nuevo Adán y María como nueva Eva. Asociación completa a la resurrección de Cristo.
Ex 20,12: Honrar al padre y a la madre.
Is 60,3: Morada del Señor incorruptible.
Sal 132,8: El Arca de la Alianza.
Sal 45,10: La princesa de pie, a la derecha.
Lc 1,28: Plenitud de gracia.
Tradición
Los apócrifos: Ya hablan del tránsito de María a los Cielos.
S. Gregorio de Tours (504): Hace una descripción del tránsito de la Virgen María.
La fiesta: En el siglo VI se celebra en Jerusalén la fiesta de la dormición de María y su glorificación. En Constantinopla y en Roma se empieza esta celebración en el s. VII, y luego pasa a todo Occidente. En oriente, el 15 de agosto se vuelve la fiesta más importante.
A partir del siglo VIII: Se multiplican los testimonios en Oriente, Máximo el confesor, S. Germán de Constantinopla, S. Juan Damasceno, etc. En contra: Carta de Pascasio Radberto (es atribuida erróneamente a S. Jerónimo); Pseudoagustín y Atón de Verchelli también dudan de esta verdad.
Escolástica: Ricardo de S. Víctor, S. Tomás, S. Buenaventura, etc. defendieron la Asunción de María. Siglo XIX: después del dogma de la Inmaculada, hubo un gran movimiento en favor de la Asunción. Se recolectaron seis millones de firmas para pedir la proclamación del dogma.
Reflexión sobre el dogma
Es un dogma divinamente revelado (verdad divina y católica).
“La Inmaculada Madre de Dios siempre Virgen” es asunta no por estos títulos, sino por una gracia distinta que Cristo concede a su Madre. Por ello, este dogma tiene una raíz cristológica, sin que se excluya una profunda relación entre todas las verdades que se refieren a la Virgen María. “Cumplido el curso de su vida terrena”: se evita el decir si la Virgen murió o no. Basta con afirmar que la Asunción fue inmediata. “En cuerpo y alma”: María es en el cielo una persona humana completa. “Fue a la gloria celestial”: está ya donde estarán los justos después del juicio final.
Algunos errores de reinterpretación del dogma
Benoit-Boros: Quitan valor a la asunción del cuerpo (Benoit habla de una resurrección espiritual después de la muerte, sin que el cuerpo añada nada a este hecho).
Boff: La resurrección de María necesita de la resurrección final; su cuerpo no añade nada… suprime, además, la escatología intermedia.
Flanagan: En la proclamación de este dogma no se dice nada de “privilegio” por lo que la resurrección de María fue como la de los demás santos. Sin embargo, en la bula sí se habla de privilegio.
Fuentes Bibliográficas
García Paredes, José; Mariología, Series de manuales de Teología, BAC, Madrid 1995.
Manual de Mariología
La asunción, Voc. Teo, G. Iammarrone.
El acto final de la redención de María, Ignacio Falgueras Salinas.
La Virginidad de María, por Joaquín Alonso
Virginidad de María, tradición eclesial, por S. de Fiores
La Virginidad de María, verdad de Fe, Juan Pablo II. El propósito de la Virginidad, Juan Pablo II.