MARÍA EN LA BIBLIA: ANTIGUO TESTAMENTO
La vocación en el Antiguo Testamento: María es una elegida, ha sido llamada. ¿Qué implica esta llamada? La llamada en el AT es un hecho muy personal. Existe una cierta semejanza entre las diversas vocaciones, pero cada una es distinta, personal. Toda vocación es, en cierto modo, prefiguración de Cristo.
La vocación de Abraham: Dios toma la iniciativa. Con él inicia el camino de la salvación implicando y comprometiendo toda su persona. Abraham responde con la obediencia y su fidelidad.
Las mujeres en Israel: Dios interviene en la esterilidad de algunas mujeres para probar así un designio suyo. Existe un paralelismo entre las mujeres de Israel y María: Ester como mediadora por su pueblo; Judit como sencillez ante la potencia; Rut como modelo de pobreza y fidelidad; Sara que engendra el pueblo de Israel, etc.
Textos cuyo sentido mariológico se discute:
Jer 31,22: San Jerónimo acepta este texto, pues se refiere a la nueva creación en Cristo, nacido de una mujer (María). También lo acepta San Agustín. Pero la traducción que hace Jerónimo cambia la palabra original de la Biblia hebrea (“betulah”, y Jerónimo pone la palabra “nequebah”).
Sal 45: Ha sido considerado como mesiánico y mariano. Pero es discutible, pues se habla de una mujer extranjera.
Cantar de los Cantares: Se hace una interpretación mariana sólo en la Edad Media. La interpretación mesiánica que hacen los Padres es correcta.
Textos claramente mariológicos
Gn 3,15: “Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: Él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar”.
Análisis del texto: En 1638 Rethius (protestante) llama a este texto el Protoevangelio.
Enemistad pondré entre ti y la mujer. Se trata de re-establecer una amistad perdida con el hombre. Enemistad (ebah) alude al trato entre dos personas y solo se satisface con el derramamiento de sangre (Núm. 35,21). Mujer se puede entender en sentido individual o colectivo.
Y entre su linaje y el suyo: También linaje se puede interpretar en sentido singular o plural.
Él te pisará la cabeza, mientras acechas tú su calcañar: no se puede traducir el pronombre por “ella”, pero se refiere a una persona individual. El miembro del linaje de María es uno, Cristo. El texto pertenece a un documento Yahvista y está cargado de promesas mesiánicas. Todo está en función de un pueblo con su jefe. En contexto monárquico se alude a un Rey Mesías y se trata de la salvación.
El texto puede referirse a Eva, pero puede encerrar también a otro personaje ulterior si se analiza el sentido pleno del texto. Este texto se enmarca en un contexto de castigo, por lo cual no se puede referir a Eva, que ha perdido. La victoria debe ser lograda por otra Mujer, por lo que se debe referir a María.
Diversas interpretaciones de quién sea la Mujer: Solamente María; Eva en sentido literal y estricto, y María en sentido típico; Eva en sentido literal y estricto, y María en sentido literal pleno; es solo Eva, y María estaría preanunciada juntamente con el Redentor cuando se habla de la descendencia de la Mujer.
Tradición exegética:
San Justino: Establece un paralelo Eva-María para referirse al Protoevangelio, en el cual está ya presente el plan de salvación de Dios sobre el hombre.
San Ireneo: Ve una profecía mesiánica; Cristo saldrá victorioso.
Tertuliano: Toma el ángulo de la virginidad, que en María se convierte en vida plena.
El magisterio
El Vaticano II no se pronuncia.
Pío XII, “Ineffabilis Deus”: Los Padres han visto en el Protoevangelio un texto mariano. En “Munificentisimus Deus” defiende esto con claridad.
No se trata de un sentido literal inmediato, pero sí de un sentido bíblico típico e inmediato.
Corrientes teológicas:
Naturalista: Westerman (protestante) dice que no se trata de una promesa salvífica; la enemistad es entre el hombre y la serpiente que siempre se llevarán mal.
Ética: Davidson dice que la serpiente es el símbolo del mal y que la interpretación salvífica va más allá del texto, pues siempre ha habido lucha entre el bien y el mal.
Etiológico: La escena es el inicio de todas las maldiciones. Se comienza con la serpiente y se termina con el hombre.
Salvífica: Gamberone afirma que es un testimonio salvífico, porque Dios lo conoce todo, y quiere mostrar su intención de salvar a Adán y a Eva. El mal se opone a la bondad de Dios, y el texto muestra la voluntad salvífica de Dios que nos quiere salvar.
Isaías 7,14: “Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: he aquí que una doncella está en cinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel”.
Contexto histórico: En medio de las luchas entre Siria y Asiria, Israel se alía con Siria, pero Judá quiere permanecer neutral. Es entonces cuando Israel y Siria invaden Judá, y se teme por la pérdida de Jerusalén. Ajaz llama a Asiria en su ayuda, y tiene luego que pagar con parte de los tesoros del Templo.
Análisis del texto
Vendrá el Emmanuel que, en sentido bíblico auténtico, significa el Mesías. Esa promesa se refiere a un retoño de la casa de David, que será Dios con nosotros.
La doncella-Virgen: ALMAH. En cuanto tal, la raíz de la palabra no significa Virgen, aunque esto no implica que se excluya este significado. La palabra Almah aparece varias veces en el AT:
Gen 23,43: Significa Virgen.
Ex 2,8: La hermana de Moisés era Virgen.
Cant 1,3; 6,8: Las doncellas.
Sal 68,26: Doncellas vírgenes.
Prov. 30,19: Atracción que ejerce una doncella virgen.
Otros términos: Betulá (virgen, sin especificar la edad) y Naráh (joven, pero sin determinar si está o no casada).
El oráculo es demasiado solemne. La señal está en que la Virgen da a luz permaneciendo Virgen. Se hace mucho hincapié a la palabra almah: da a luz sin conocer varón. Es la Virgen la que pone el nombre al niño, por lo tanto, el padre no es natural.
Pío VI condenó una obra de Isenbel que negaba la aplicación mariológica de este texto. Mic. 5,1-2: “Mas tú, Belén Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de tí me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño. Por eso él los abandonará hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz”. No todos están de acuerdo con su interpretación mariológica. Sin embargo, la Lumen Gentium reporta esta cita junto con las dos anteriores en el núm. 55. S. Irineo, Cirilo de Jerusalén y Dídimo de Alejandría ven en él un texto mesiánico.